miércoles, 30 de mayo de 2012

Llamado


Negro, con esos discos para marcar a la antigua. Brillante, hermoso y de imponente presencia sobre el pequeño escritorio. Amín, situado a pasos de distancia era consumido por sus nervios y la ansiedad en cada momento se hacía más y más grande, como las bolas de nieve en su camino descontrolado.
Le urgía recibir la llamada para saber que había sido del proyecto de los muchachos, pero más allá de eso quería estar al tanto de que iba a ser de ellos como grupo. Los conocía desde siempre y no podía concebir que se hubiesen empezado a pelear por cosas tan pequeñas y sin importancia.
¿Cuántos años hacía que los conocía? Mínimo una década, aunque la locura explotó hace poco menos de cinco años. Estaban atrapados en eso a lo que llaman fama, todos incluido él.
La última vez que se topó con uno de ellos fue hace un par de meses, se le veía feliz y radiante de pies a cabeza; el haberse convertido en padre le asentó muy bien. Pero había empezado a ausentarse a los ensayos, cosa inusual en Diego.
Miró por la ventana el atardecer hermoso, pensó en que era mejor aprovechar el tiempo y pensar en la temática para la carátula del disco que los chicos le encargaron. Podía ser un stencil, podía pintar algo con lápiz de pasta. Era buena idea la acuarela, sin duda, era la técnica que más le acomodaba. Felipe era el más entusiasta con incluirlo nuevamente en la gráfica del disco y quería sorprenderlo como en ocasiones anteriores. ¿Cuánto hacía que no veía a Felipe? Seis meses, pero hablaban semanalmente, era la llamada de él la que esperaba ahora.
Quizá un atardecer sería lo preciso, o un amanecer. Algo que actuara como símbolo del cierre de un ciclo y la apertura de otro nuevo, algo que tuviera como carga el renacimiento de la banda y de esperanza en el futuro. De limar asperezas y quedarse con lo bueno, al fin y al cabo los muchachos siempre fueron buenos amigos y conversaciones fallidas y ofensas dichas sin intención no podían mermar el talento y el fiato que tenían. Habían hecho un gran bien por el mundo y por mucho tiempo, llevando alegría a cada rincón.
Se puso el delantal y empezó a lanzar líneas, no era su taller pero el departamento desconocido y tan distante de su hogar le entregó muy buenas vibras. Se sonrió al ver en la pared colgado un cuadro con su firma: Di Sarrey, lo curioso del asunto es que nunca lo había pintado.
- Estos copistas, cada día los hacen mejores.
No se distrajo y siguió pintando el atardecer que se colaba por la ventana, pero distorsionó los colores con clara intención de darle un toque psicodélico al encuadre. Como carátula generaría gran impacto, era un éxito y lo sabía.
Inspirado y sumido en esa fuerza creativa que provenía de algún sitio ajeno no se detuvo hasta que la última pincelada estaba trazada, terminó pintando casi de memoria la fotografía que mentalmente sacó del cielo.
- Los muchachos van a estar contentísimos, nuevo motivo para celebrar y reunirnos.
Solamente debía posponer un par de reuniones y viajar, en medio día estaría con ellos.
Mientras especulaba sobre ello el teléfono sonó.
- Aló. ¿Amín?
- ¡Aló!
- Hola, soy Felipe.
- ¿Qué tal? Te tengo una noticia increíble, ya decidí la temática de las gráficas del disco nuevo. Escuché las maquetas y vi un atardecer hermoso, pensé en un renacer, en una reinvención para ir a los orígenes de todo. Los colores más vivos de mi paleta están depositados en esta obra.
- Buena idea, pero olvídate de eso. Toma el primer avión que puedas y ven donde siempre.
- Suena grave, ¿Qué pasó?
- Diego, ha decidido dejarnos. Ayer lo hizo oficial, la noticia ya circula en los diarios. 

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