Icarito

Ese colorín de mierda que salía en las tapas de los Icaritos de los últimos años siempre me cayó como el orto.

Cerca del canal

En su casa no podía. Solo noticiarios, uno que otro programa de conversación, algún partido de fútbol los fines de semana.

Nada de aquello que le encantaba y no sabía describir.

Por eso es que durante las tardes de los Martes y Viernes se apresuraba a hacer las tareas y pedir permiso para irse a sentar cerca del canal a refrescarse.

Una vez allí se quitaba los zapatos con rapidez, metía los pies en el agua luego de lanzar a cualquier parte sus calcetines con blondas, sin importarle el vestido, sin preocuparse de nada más que de ese eco con rítmicamente marcial que llegaba de casualidad al rincón más perdido del patio.

Movía sus extremidades inferiores con precisión rigurosa, con un pulso matemático de exactitud inigualable.

Entre las cañas de choclo y los surcos destinados a diversos cultivos se sentía, por escasos minutos, tocando el cielo con las manos.

Por el diccionario

Brindaré por ese amigo

el que palabras me presta,

cuando entender algo cuesta

y que siempre está conmigo.

Aunque a veces le atosigo

no hace juicios, ni sumarios.

Sino todo lo contrario,

me comparte su saber

¿Cómo no lo he de querer?

Brindo por el diccionario.

Tele

Tommy Tedesco usó una…

El solo hecho de que Tommy Tedesco la hubiese usado la hace legendaria.

Larga vida a las Tele.

Nada que ver...Mucho que ver

Siempre confundo a Bud Spencer y Terence Hill…

Mera casualidad

Se quedó petrificada por la noticia, poseída por una fuerza superior a ella.

El televisor a un volumen exagerado, el tren pasando por las afuera de su balcón, las ventanas abiertas de par en para dejaban entrar el canto caótico y agudo de las catas argentinas, la tetera del conserje pitaba con todos los decibeles posibles, el perro de la vecina del piso superior aullaba como sabiendo lo que sucedía en la cabeza de Estela.

Sin mirar siquiera bajo la cama sacó un par de zapatos del mismo modelo; por mera casualidad. Aunque había deseado que ese momento llegara desde que se mudó a ese departamento, su corazón estaba paralizado temporalmente. No lo notó. Solo atinó a calzarse automáticamente y quedarse sentada en una extraña posición al lado del King Size.

Brindis por el jugo de cebada

Brindaré por la cerveza,
amiga que nunca falla,
que a enfrentarme a la paya
me da fulgor y entereza.
Si se sube a la cabeza
tiene virtudes sin fin.
Me da una voz de clarín,
me convierte en un galán
y me hace ser, sin afán,
admirable bailarín,