miércoles, 29 de abril de 2015

El misterio que lo transformó en un escritor de peso

Parece un título largo, pero así era él. Redundante, detallista hasta el hastío. Poco pulcro al narrar, sin atractivo alguno. En fin, aburridor como el sólo. Eso sí, antes de que todo pasara…
Como su amigo y colega más cercano creo haber sido el primero en escuchar su historia, en como había cambiado por completo su perspectiva de las cosas después de aquella conversación. Procedo a narrarles los hechos de la manera más fidedigna que la memoria permite, dado lo especial de la ocasión.
Guillermo había publicado por fin su tercer libro. Ahora lo había hecho en una editorial comercial muy conocida, lo que le tenía muy feliz. Abiertamente y sin discreción nos dijo a todos sus amigos escritores que necesitaba un empujoncito para tocar la fama, el estrellato, que por ese tiempo para él no consistía más que en aparecer en una que otra revista siendo entrevistado, firmar unos cuantos ejemplares y con fortuna tener algún tipo de relación fogosa con cualquier mujer pseudo-artista. No sabíamos si tenía el mérito, pero si teníamos claro que no era una estrella en especial brillante.
Se había esforzado mucho y para ser franco no había logrado un buen resultado. Éramos muy jóvenes, vehementes y poco maduros como para aceptar por ese entonces cualquier tipo de crítica y eso fue precisamente lo que Guillermo recibió.
Sin quererlo Bianca…¿Se acuerdan de ella verdad? La chica de ojos eternamente tristes y pequeña, sumamente pequeña. Bueno, ella se transformó en quien acelerase el proceso de lanzar a la fama a Guillermo.
Habían tenido una noche algo bohemia en casa de ella, él sin medir consecuencias le dijo que sería bueno para su tío recibir una copia de su nueva creación. Bianca, inocente y con total naturalidad aceptó y fueron a casa de Guillermo en busca de una de las muchas que tenía en bodega, hasta ese minuto se habían vendido solamente unas 100 copias, casi todas a parientes. Lo que Guillermo no sabía era que aquel tío al que Bianca se había referido como uno al que le gustaba mucho la lectura era nada más y nada menos que Vieuxtemps, el de la columna en el diario que todos conocemos. Ese que dicen que hizo matarse a unos cuantos.
Pasaron unas dos semanas y Guillermo escuchó sonar el timbre de su casa, aún sin pasar la borrachera de la anterior juerga fue a atender. Allí estábamos Bianca, Miguel y yo. Ella nos había llamado pues no sabía como decirle, como suavizar las cosas. Sin haber leído la crítica le entregué el diario en la página precisa. Leyó de arriba abajo el cuarto de página que estaba relleno con resumen, foto del autor y portada de la obra y una severa crítica que lo destrozaba por completo.
Se vinieron las explicaciones, las especulaciones, las disculpas, las ofensas, los gritos y todo el ritual que practicábamos por rutina en ese entonces, cuando no sabíamos quienes éramos. Esta vez concluyó con Bianca llorando a mares después de haberle dado la dirección de Vieuxtemps a Guillermo. Miguel intentaba consolar a Bianca, manifestando que si la crítica era tan lapidaria era porque probablemente el trabajo era así de malo. Probablemente así haya sido, pero éramos muy necios para asumirlo en ese momento.
Decidí seguir a Guillermo.
Cuando llegó a casa de Vieuxtemps este le recibió sin darle gran atención, Guillermo con gran ímpetu le mostraba el diario y le apuntaba en gesto desafiante.
No podía perderme el episodio y me trepé por las plantas del patio del viejo, cayendo de golpe en el pasto. Guillermo no se había dado cuenta de que lo venía siguiendo, ni el viejo de que había entrado por la mala a su casa.
- Así que Ud. es el famoso amigote de mi sobrina Bianca…
- Señor mío, ya le dije que sí.
- Un joven petulante, pero con energía. Eso es bueno hijo.
El viejo estaba haciendo un trago, pero al parecer no sabía por donde empezar. No miraba en ningún momento a Guillermo, estaba extraviado buscando algún detalle en un cuadro colgado en la pared.
- He venido para que me dé alguna explicación sobre sus dichos en la columna que ha sido publicada hoy. ¿Quién le ha dado a Ud. derecho para tratarme así?, ¿Cómo puede Ud. catalogar a alguien de bueno o malo en la literatura? Es un Ud. un viejo abominable, un canalla, me gustaría mucho romperle la cara ahora mismo. Pero voy a darle la oportunidad de pedir disculpas.
El viejo pareció especialmente irritado al escuchar la palabra disculpa.
- ¿Ves esa puerta al final de la habitación?
- Sí – Respondió Guillermo- ¿Qué tiene que ver?
- Ábrela, pedazo de bestia. – Vieuxtemps le extendió una llave.
Yo sólo oí un crujido desde la ventana donde estaba espiando.
- Cada uno de ellos dice miles de cosas, miles de ideas se expresan en cada uno de ellos y otras tantas las inventamos cuando entramos en contacto con ellos. Todos han sido creados en un lugar específico, con métodos de trabajo particulares, en situaciones históricas distintas. No es el producto en sí lo valioso, es el proceso que lo concibe lo que importa. Si el proceso es bueno el producto indefectiblemente lo será.
- No me dé una charla tramposa caballero, no estoy aquí para que me trate como a un cabro chico y me meta el dedo en la boca con filosofía barata.
- ¿Cuántos libros has leído en tu vida? 100, 200, 1000…Entre más se lee menos se aprende, después de un punto en la vida los libros son releer y tratar de recordar el pasado más que absorber algo nuevo, no es lo importante el contenido, sino como este está tratado. Cada libro nuevo además de crear una nueva manera de ver el futuro y el presente también modifica la interpretación y la visión de cada hoja escrita en el pasado. Hay un antes y un después. ¿Nunca te has dicho a ti mismo “Cómo a nadie se le ocurrió esto antes”?
- Bueno…si.- Guillermo se había calmado ya. El viejo Vieuxtemps seguía hablando y bebiendo. Pero ahora parecía no tener interlocutor, lanzaba preguntas pero las respuestas no parecían importarle demasiado.
- Cada libro es…una joya por sí misma cuando está escrito con el corazón. Muchos de ellos han sido concebidos sin un propósito establecido de antemano, sino sólo con la intención de gozar escribiendo. Algunos están en nuestra cultura mucho antes que nosotros y seguirán allí mucho después de que nuestros nietos se hayan extinguido. ¿Quién los puede superar? El sentimiento, la energía no las vencerá nadie, nunca.
Vieuxtemps había sido uno de los escritores más apreciados en el mundo entero, sus obras habían recibido los más altos galardones y producían en mí un gran gozo, una esperanza en un ideal. Guillermo nunca había leído nada de él, ni siquiera sabía que el viejo había hecho tanto antes de empezar a escribir esa columna en el diario. Pero para mí las palabras de Vieuxtemps eran un tesoro.
- Cuando hay energía en un argumento, en una trama esta se transmite al que lee. No hay fallas. He leído últimamente algunas cosas donde los errores son evidentes y se suceden uno tras otro. Las localizaciones, la personalidad de los protagonistas, hasta las fechas y horas no calzan con las que propone el escritor en primera instancia. Copias sosas de clásicos, adaptados para el idioma que el vulgo entiende y después son rotuladas de best- sellers, ¡Basura!
Sentí una emoción invadiéndome y al mismo tiempo una mano en mi hombro. Alguno de los vecinos había llamado a la policía. Me sacaron por entre un espacio que había en el portón. Me registraron mientras una Señora bastante fea atizaba las dudas de los oficiales ante mi negativa a responder cualquier interrogativa.
No sabían quien era aquel hombre que no tomaba en cuenta los llamados a su puerta. Ignoraban por completo que ese genio estaría en ese momento develando grandes secretos a Guillermo.
Decidí entonces que era momento de alejar a los oficiales de allí. Si alguien había tenido el privilegio de encontrar a Vieuxtemps, de ser recibido por él (Bianca había intentado que yo tuviese alguna cita con él, luego de siete intentos fallidos con severas lesiones para mí, desistimos de la idea) debía de aprovechar al máximo la oportunidad. El destino había querido que fuese Guillermo y no otro, el privilegiado.
Lancé una patada con todas mis fuerzas a la patrulla, escupí a uno de los oficiales y grité un par de consignas políticas del lado erróneo para hacerles saber que era una amenaza al actual gobierno. Ante mis arengas me subieron esposado y me llevaron con urgencia a la Comisaría más cercana. Pasé allí un par de días. Miguel fue a sacarme.
De Guillermo nadie sabía, se había desaparecido. Seis meses después supe de él. Me contó algunas cosas que había hablado con Vieuxtemps, de cómo el viejo le había dado lecciones durante tanto tiempo, de cómo se habían hecho amigos y otras tantas cosas que no creí ciertas hasta que fui testigo de su nueva forma de escribir, de ese lenguaje seductor al que nos acostumbró. Bianca no entendía como su tío había accedido en tan poco tiempo y con tanta facilidad a pulir a uno del montón, a uno que para nosotros era el menos dotado para llegar a ser alguien. Sin embargo, lo hizo.
No sé que extraña poción le hizo beber, pero Guillermo nunca volvió a ser el mismo. Empezó a tener pensamientos cada vez más elaborados, ideas cada vez más brillantes. No sabíamos como aproximarnos a él, como lograr una pizca de su claridad mental, de su natural y pura inspiración. Nosotros que nos creíamos mejores que él en el oficio de escribir ya no le llegábamos ni a los talones. Las ideas fluían, era un torbellino indómito, salvaje cuando estaba trabajando.
Semanas sin dormir en las que escribía encerrado en su casa, ni siquiera comía. Si no hubiese sido porque alguno de nosotros lo visitaba habría estado más que días sin probar bocado.
Comenzó a viajar mucho, a escribir mucho y esas cosas fueron originando que nos viéramos cada vez menos. No por eso se perdió la amistad, pero para ser sincero ya no me siento digno de hablar con él de autores, de obras, de libros, de la vida, de la existencia. Parece tener todas las respuestas en su cabeza. Es sin duda el mejor escritor que ha aportado nuestro país al mundo.
Sólo en ocasiones especiales como esta puedo conversar con él como en los viejos tiempos, cuando escribía como un ser humano común y corriente…
Cuando no sabía todo lo que le enseñó el viejo al que ahora vamos a ir a enterrar.


domingo, 26 de abril de 2015

Tiburón


- ¿Qué te pasa, Turco? ¿Tienes pena?- No.- ¿Qué es entonces?- Estaba pensando…- ¿En qué?- Yo debo ser un niño malo.- ¿Por qué?
-En el paseo del fin de semana pasó algo.
-¿En la tele?
-Sí, me comió el Tiburón. Treque treque treque.
-¿Y?
-Que se come solo a los niños malos, yo entonces soy un niño malo y no lo sabía.
-No puedes ser malo, tú te portas bien y eres buen amigo. Me das de tu colación y eres buena onda.
-¿ Y si el tiburón me comió para que yo supiera que soy malo?
-Yo creo que se equivocó de niño…
-No, el tiburón no se equivoca. Tiene muy buen olfato y lleva años comiéndose a los niños malos. No se puede equivocar.
-¿Entonces?
-De ahora en adelante tengo que ser malo, no puedo ser de otra manera.

jueves, 23 de abril de 2015

El más grande de todos

…Todo el mundo sabía que era más lento, que resistiría menos que yo. Ya no era el mismo y, además, tenía cinco o seis años más que yo. Salí con todo, pero en los primeros tres rounds no logré conectar ningún golpe interesante. Debo reconocer que eso me frustró un poco y el tiempo que transcurrió en el descanso se me hizo eterno, eso es algo que usualmente no sucede. Desde su esquina me guiñaba el ojo y me hacía morisquetas. Estaba calentando los ánimos, tal como lo venía haciendo desde las dos semanas previas a la disputa del campeonato.
Finalmente sonó la maldita campana, quería arrasar con él. Extrañamente y fuera de toda lógica me complació. No se defendió, solo se dejó golpear. Dos certeros golpes en los costados que ni le hicieron mella. Gritaba, dándose fuerzas y me susurraba al oído “¿Es todo lo que tienes, muchacho?”. Un golpe certero en la barbilla y titubeó, fingió estar más dolido de lo que un sujeto de su clase podría haber estado. Sabía que no me podía confiar, una de sus características era que jugaba con tu mente.
La lucha continuaba, bailaba en el cuadrilátero y yo de cerca le seguía sin poder atinar a encontrarle el ritmo… Se me esfumaban los asaltos.
No supe como, pero ya estábamos en el round quince. Su favorito. Si le daba un par de golpes más la pelea sería mía por puntos, si no me golpeaba, y aunque yo tuviera una actuación mediocre, retendría el título.
Pero fui a buscarlo. Lancé una derecha que pareció conmoverlo, sacudió la cabeza y cuando quise darle el golpe de gracia me esbozó una tímida izquierda que pude esquivar, pero no su uppercut fulminante. Sentí el rigor de los rounds anteriores, pero todavía él tenía resto. Me dio un par de derechazos geniales que sacó de la nada. Me tumbó, di un par de pasos hacia la esquina y caí.
No me golpeó cuando iba cayendo, reacción que todo pugilista tendría. Solo me dejó caer y se alejó con el puño en alto. No pude ponerme de pie. Solo por ese gesto de nobleza, por esos diez o quince segundos en que no supe de donde desenvainó sus golpes es que merece ser reconocido como el mejor de todos.
Estaba en teoría acabado, pero retuvo el campeonato dos años sin perder ninguna pelea. Se retiró limpio y agradezco haber peleado con él… Nos enseñó tanto… Verlo ahora enfermo y sin poder comunicarse en un pena para todos nosotros.
No pudo gozar la vida como lo hemos hecho nosotros, pero siempre será el más grande.

Siempre…

lunes, 20 de abril de 2015

Currículum dilatado

Cuando le pedimos que nos enviara su currículum recibimos esto escrito de su puño y letra. Escrito en un trozo de papel Kraft cortado a mano y dentro de un sobre con múltiples manchas de aceite.

DIÓMEDES PEÑA es profesor de Castellano (Université Paris-Sorbonne), Sociólogo (Stanford University) y Ph.D. en Filosofía y Humanidades (Georgetown University).
Es autor de “Tres fantasías y un escritor”, Edit. Papalapapiricoipi; “Aproximaciones literarias a la literatura literal”, Apuntes críticos; "Cultura mítica de Huingán", Ediciones Glándula Pineal.
A la fecha no ha logrado el dominio total del pulgar oponible en su mano izquierda, es incapaz de hacer un nudo doble de corbata decente y tiene severas dificultades para realizar saques cruzados en PING-PONG.

sábado, 18 de abril de 2015

Mega Star

La noticia recorrió todo nuestro circuito como un reguero de pólvora, aunque debo decir que era cosa de esperar el lamentable resultado. Todos estábamos al tanto de que iba a suceder de todos modos.
Le habían expulsado de la banda que hacía años había formado y que era para él todo en la vida, ninguno de ellos era ya el mismo personaje crédulo y campesino que llegaba a la ciudad en busca de una oportunidad. Sus personalidades se habían forjado, su carácter formado, pero él parecía no envejecer.
Me enteré por un llamado telefónico de Estela, a altas horas de la noche.
- Simón, necesito que vengas de inmediato a la Hacienda, Matías acaba de tener un accidente. La ambulancia viene en camino.
- Voy ahora mismo, ¿tú estás bien?
- Un poco alterada, vénte ya.
Y así fue, sin anestesia ninguna. Cuando llegué a la casona que Matías poseía en las afueras de la ciudad vi muchas cosas alarmantes. Lo primero fue una pira de objetos quemándose en la entrada del lugar pude distinguir algunos de los instrumentos más queridos por él, sus discos, su ropa, muchos libros.
Al fondo del sitio se oían gritos de mujer agudísimos, mientras intentaba averiguar el lugar exacto de su origen Estela salió llorando de la casa y me abrazó con los brazos temblorosos. Durante un lapso muy largo no supe que decirle y permanecimos así, en silencio total. La tranquilidad del cuadro fue interrumpida en el minuto que vi a un sujeto sospechoso intentando colarse a la casa. Salí en su persecusión pero no pude alcanzarlo. En su alocada carrera botó una cámara de fotos, yo la conocía pues con ella tomé todas las fotos de las vacaciones.
Estela se acercó a mí y casi me susurró al oído: - Matías murió, los paramédicos dijeron al llegar que no había nada que hacer.
Una sensación de pena gélida me transminó de principio a fin, no se la recomiendo ni al peor de mis enemigos.

miércoles, 15 de abril de 2015

Encuesta voluntaria

Oiga, Señor transeúnte!
Tiene tiempo para conversar conmigo?
Lo que tengo es gratis.
Solo lo encuestaré.

Puede decirme si Ud. que cree en el amor?
Lo siente “siempre”, “a menudo”, “nunca”?
Toda opinión es respetable.
Nada es tan malo.

Oiga, Señor transeúnte!
Creáme, estos datos serán privados.
Lo que hago es gratis,
Sólo lo encuestaré.

Si, no, no sé, no me importa;
Solo pregunto,
Solo pregunto.

Puede decirme si es que cree que existe Dios?
Se expresa “siempre”, “a menudo”, “nunca”?
Toda opinión es respetable.
Nada es tan malo.

Si, no, no sé, no me importa;
Solo pregunto,
Solo pregunto.

Puede decirme si hay vida después de morir?
Piensa eso “siempre”, “a menudo”, “nunca”?
Toda opinión es respetable.
Nada es tan malo.

Si, no, no sé, no me importa;
Solo pregunto,

Y no es mi asunto.

domingo, 12 de abril de 2015

Apócrifo saludo

Siendo tricampeón, habiendo sido contratado por la escudería con el auto más competitivo y estando rodeado de pilotos  de menor experticia y experiencia que él; todos los ojos se posaban sobre Emerson Fanna.
Más maduro en la conducción y lo emocional, se esperaba que el sudamericano arrasara en esta carrera y en todas las siguientes. Su nuevo compañero de equipo, la promesa Raymond Fell, era un gran escolta que garantizaría buenos resultados.
Antes de la primera largada del campeonato todo era expectativa.
El brasileño Fanna, como era costumbre, largaba primero en la grilla. Seguido de Fell, su co-equipo.
Su más fiero contendor, Jean Klost, se había retirado del deporte tuerca para dedicarse a los comentarios y la locución, se encontraba en un puesto privilegiado para observar la carrera.
Antes de comenzar el encuentro, a través del micrófono del casco y con un tono cargado de ternura y cariño, Fanna saludó a su antiguo rival, compañero de equipo y némesis. 
- Un abrazo para Jean, que sé me está escuchando. Su ausencia en la pista se siente y estoy muy triste de que haya tomado la decisión de dejar las carreras, espero que este año tengamos la adrenalina que tuvimos en el campeonato anterior. Paz y amor, Jean. Paz y amor.

jueves, 9 de abril de 2015

El tiempo es relativo

Le dije al presente: - Te voy a disfrutar con todo. En la lontananza me respondió el futuro: - Gracias!!!

lunes, 6 de abril de 2015

La chica

Pequeña, de rostro dulce y gráciles movimientos. Eso por fuera. Arisca, determinada, agresiva y sagaz. Eso por dentro. Mejor ni discutirle, ni llevarle la contra.
La mujer llegó a Santiago supuestamente a estudiar Psiquiatría, pero la política rápidamente la raptó. Diarios, revistas, manifiestos y tantas otras cosas donde escribir la sedujeron.
Con ese ritmo de trabajo y con la creatividad que estaba dotada no le fue difícil armar su primer libro en escaso tiempo, aunque para sus editores fue una pesadilla terrible.
La recuerdo o fumando o escribiendo, parece que su mundo no lo llenaba otra actividad. Nunca la vi comer, o supe de que durmiera. Amantes, muchos. Varios en simultáneo y con sabida aprobación de los príncipes consortes. La chica era especial, no sé cuantos años hacen de su muerte pero el mundo, sin duda, fue mejor con su paso firme y seguro. La extraño mucho.