jueves, 27 de febrero de 2014

Las hormigas


Estaba en el patio fumando un cigarro cuando vi que un numeroso grupo de hormigas arrastraba a mi vecino, que poca resistencia podía hacerles en tal circunstancia. ¿Debía yo interceder? 
Decidí no entrometerme en el proyecto de aquéllos laboriosos insectos, rescatar a un bicho de las poderosas garras y mandíbulas de las hormigas implicaría empezar a rescatarlos a todos. 
Por lo demás, mi vecino no me cae bien.

lunes, 24 de febrero de 2014

Para los populáricos...


Al ser cantor popular
Se debe ser responsable
Y tener un tono amable
A la hora de cantar.
Ser sensible y escuchar
Lo que el pueblo quiere, atento,
Su pensar es el cimiento
En que se eleva el mensaje,
A su cultura es ultraje
El cantar sin sentimiento.

jueves, 20 de febrero de 2014

Sujeto textual

Estaba entregado en mente y espíritu a la tarea de escribir cuando de repente saltó a mi lado, como un duendecillo de cuento fantástico medieval.
Muy agitado me dijo:
- El emplazamiento del sujeto de los textos es el centro móvil de una circunferencia con gran variedad de radios.
La aseveración por sí sola era tremenda, adicionalmente inesperada y remecedora,  para mí sobretodo siendo escritor “profesional”.
Bailaba algo similar a una danza griega.
Me quité los lentes y los limpié con esmero. Sacudí la cabeza un par de veces y acerqué la nariz al café, auscultando no haberle puesto ningún tipo de droga. Todo estaba limpio, todo estaba en regla.
Abrí la ventana del departamento, pero el seguía allí danzando en compás 12/8.
- Todo libro es temporal, en la medida que lo datan sus referentes culturales. Solo lecturas sucesivas le actualizan y permiten que sea durable antes el paso incansable del tiempo.
Hizo una reverencia, inclinándose casi hasta el horizonte mismo. Se quitó el sombrero y lo lanzó por los aires. Y cuando la gravedad le venció, este volvió a la misma posición inicial sobre su cabeza. Dio una vuelta alrededor de mi cenicero y se quedó quieto allí.
Mirándome a los ojos acercó sus manos junto a la boca, para amplificar el sonido y señaló:
- No es la belleza sino, la evocación de belleza lo que hace valiosa a ciertas obras de arte. El libro no es la excepción.
Infló el pecho con aire y continuó su baile.
Aproveché de aprenderme algunos de sus pasos, algunos no eran tan difíciles. Me quedé esperando a que dijera algo más, pero no lo hizo. Bailaba, bailaba y bailaba. Mirarlo ya no era entretenido.
Lo tomé de un brazo y lo lancé por la ventana. 
¿Qué se cree?, ¿Pretendía darme clases de escritura?, ¿Qué sabe él de eso?
No bailaba tan bonito y puede ser que yo lo haya escrito a él.´﷽﷽﷽﷽﷽﷽﷽﷽s y los limpiuna danza griega.
rada y remecedora para m

viernes, 14 de febrero de 2014

Brindis de San Valentín

Brindo, dijo Valentín,
De hace rato enamorado,
¿A cuántos habré flechado?
La cuenta no tiene fin.
Si ya me he dado un festín
Eso contento me deja.
Yo me disfrazo de abeja,
Polinizo la semilla,
Esa luz que tanto brilla:
El amor de una pareja.

martes, 11 de febrero de 2014

El kiosko del viejo pelao


Esta anécdota es tan mía como lo podría ser de cualquiera. Pasó cuando yo era aún muy niño y estaba en la etapa básica del colegio. Mi padre, como todos los días, me había ido a buscar al colegio, del que salía cuando estaba anocheciendo. Aunque era bastante tarde siempre había tiempo para comprar láminas para el álbum del mundial y también para cambiarlas en el Kiosko del viejo pelao.
Ya me faltaban pocas, si que fui a ver si tenía suerte y encontraba una que no tuviera en mi posesión.
- Hola mijo, ¿Cómo está?
- Bien, vengo a ver laminitas.
- Acá está la carpeta.
Y me puse a revisar, mientras mi viejo conversaba con el caballero los temas típicos cuando dos personas no se conocen y quieren mantener distancia. El clima, lo cara que está la vida, que antes los jóvenes…
Estaban en eso cuando llega una señora ansiosa y lanza la pregunta:
- Señor, ¿Pasa por acá la 244?
- Señora mía, con todo respeto, no le pienso responder.
- Oiga no sea roto, yo le pregunté de buena forma.
- Eso está claro, pero no le voy a responder.
- Por lo menos explíqueme la razón.
Mi papá se puso incómodo y yo, curioso y un poco adicto a las discusiones ajenas, me quedé escuchando.
- Yo este kiosko lo tengo acá hace como 5 años, antes estaba precisamente al lado del paradero. Me costó mucho esfuerzo comprar la estructura metálica nueva, de acuerdo a la normativa vigente de la Muni ¿Me entiende?
- Ya, ¿Pero eso que tiene que ver con mi pregunta?
- No se apure Señora, el que vive apurado, apurado muere. Mi kiosko era re bonito y me gustaba harto. Era más chiquitito, de esos amarillos cuadrados antiguos.
- Sigo sin entender.
- Bueno, un día una Señora tal cual Ud. llegó y me preguntó: ¿Pasa por acá la 239? Y yo que estaba colgando los diarios la atendí. Si, Señora, en este mismo lugar pasa la 239. Dije eso y la mismísima 239 se subió a la vereda, botó un par de árboles, atropelló a un par de viejas y dejó la pura embarrá.
- Creo que voy entendiendo.
- No Señora, Ud. no entiende. La micro infeliz chocó mi kiosko y lo dejó hecho pebre. Todo desparramado y hecho bolsa por el suelo, la inversión de mi vida desparramada por todas partes y nadie me pago ni uno. Si que ahora vez que venga a alguien a preguntarme no le voy a responder ni una cosa.
El viejo pelao se exaltó completamente y movía los brazos de allá para acá con gesto amenazante. Manoteaba el aire como queriendo espantar a la mujer, como quien quiere que un animal se aparte de su camino.
- Y se va también de mi kiosko y no vuelva más por acá si no le va ir mal también.
La Señora, obviamente asustada, se alejó del lugar y le perdí la vista.
El viejo pelao se acercó a mi papá y le dijo en voz baja: - Estás viejas preguntan puras tonteras.
Yo justo terminaba de revisar la carpeta. Aldair, unos de los centrales brasileños estaba escondidito en la última página. 
Fue un buen día para completar el álbum.