viernes, 28 de diciembre de 2012

Todos los sueño el sueño


Tal cual lo soñé, caminando por la Plaza de Armas la conocí, la miré y me devolvió una mirada igual de intensa. Las mariposas me repletaban el estómago y revoloteaban en mi cabeza libélulas de todos colores. Los asfódelos lanzaban hacia los cuatro vientos su perfecto aroma.
La imaginé con la cabellera más rubia de lo que la tenía en el momento presente, pero eso era solamente un detalle.
Yo había soñado que la tomaba de la mano y la llevaba a recorrer el bandejón central de la Alameda repleto de liquidambares, mientras ella me decía que le encantaba que le hablaran en Inglés. Y tal cual sucedió.
Soñado también había que la llevaba a su departamento. Me sentí de lo más cómodo y pleno en el lugar, que recorrí casi sin necesidad de indicación alguna. Ladrando apareció el mismo perrito terrier chileno y fue igual de cariñoso a como se comportó en mi lúcida actividad onírica. Más tarde recordé que se llamaba Luis.
Nos besamos, abrazamos y amamos con locura y gran pasión. Ella me contó que en sus ensoñaciones vio esto como un adelanto, como una sinopsis y que lo vivido era un mero deja vù.
Ambos quedamos en silencio y sin saber que hacer al caer en cuenta que ese era justo el momento en que los dos habíamos despertado.

martes, 25 de diciembre de 2012

Dicho sea de paso


No tengo memoria de haber pedido a cualquier deidad estos dones. No hay noción en mí de ambicionar algún talento. No busqué lo que tengo en mí, no pedí nada de ello. Tan sólo llegaron, son parte de mí desde hace mucho, quizá desde antes de nacer ¿Cómo saberlo?
No pedí ser envidiado por mi forma de escribir, ni aborrecido por entender las cosas de un modo distinto al que lo hacen los demás. Nunca exigí poder desplegar cualquier idea en un trozo de papel. No estaba en mis deseos el retener miles de melodías y poder tocarlas donde y cuando fuera necesario. Nadie me enseñó ese revés con efecto. No me puse delante de nadie para taparle el sol, sus rayos caen naturalmente sobre mí.
Dudo de haber anhelado tantas amistades, no pedí tampoco el amor. No quise conocerte, pero pasó. Te amé con el corazón y no con los ojos.
Y así es con todas las cosas, pasan simplemente y voy descubriendo que ni siquiera del espacio que ocupa mi cuerpo soy dueño. Que un día alguien está y creer poder llegar a encontrarle sentido a las cosas en su compañía y, luego de fugaces segundos, quedarme finalmente con la nada, única cosa de la me puedo jactar de ser dueño tampoco es algo que añorase.
Ni a mi soledad…
Vienen, van, vienen, van. Pero solo pululan alrededor diciendo cosas que en última instancia son fútiles, nada duradero. Pompas de jabón que explotan y que apenas puedo percibir cuando pestañeo. Y una vuelta y otra, ¿Qué es lo constante? Ni siquiera el cambio, más bien es el desánimo. Todo tiene el sabor de un caldo frío y sin aliño.
Yo no tengo la culpa, yo no les pido que se queden. Siempre he querido estar solo, pero insisten de una u otra medida, y aunque dicen que no, que esta vez será distinto, se largan y me dejan peor que cuando me encontraron. Y eso cansa, desgasta el cuerpo y la mente, que a esta altura están muy abollados y faltos de ajuste.
No me importa si me leen, yo solo escribo.
No me importa si me oyen, yo solo toco.
No me importa si me ven, yo solo pinto.
No me importa si me alcanzan, yo solo corro.
No me importa si usan mis artefactos, yo solamente los construyo.
No me importa que me quieran, por favor ni siquiera lo intenten.
Cada vez que oigo un cumplido es para ejercer un chantaje. “Eres super inteligente, pero irrespetuoso”, “Eres super buen pololo, pero muy serio”, “Eres super talentoso, pero te falta disciplina”. Y así. 
Yo no pedí ser una extensión del ego de nadie, no estoy aquí para dar en el gusto a persona alguna. Yo solo quiero y necesito que me dejen ser yo, el resto por favor guárdenselo donde les plaza. No quiero ni su falso abrigo ni su hipócrita preocupación. Si me equivoco gracias doy, así sumo experiencia; mi experiencia.
Al fin y al cabo nada tiene sentido.

viernes, 21 de diciembre de 2012

Cantores que reflexionan


- Yo le decía tío, por respeto en realidad, por que era casado con una hermana mía. Yo aprendí como el agua a tocarle la guitarra grande.
- ¿Cómo es eso Don Audilio?
- Que yo sabía muchazo po’ oiga. Pero no pude seguir tocando por esta uña. Mire, ve. Me complicaba pa’a tocar los manojos. Me dolía re mucho, si que me pase a la guitarra chica y toco con uñeta.
- Se le ve como herido el dedo.
- No, si no me crece. Me recondenara yo, si es muy re bonito el guitarrón, pero como le digo amigo con todo respeto, no fui capaz. Esta uña no me crece na'.
- Se habla mucho de su tío, Don Juan de Dios. Del otro que se habla harto y no se sabe si existió es el zurdo Ortega.
- Meh… Si existió po’ oiga, muy bueno que era el zurdo. Pa’l postureo, pa’ la melodía. Sabía harto el hombre. Y tocaba con la guitarra chica, la grande tal cual. La daba vuelta no más y rasgueteaba con la derecha. A mi tío le enseñó hartas afinaciones... Ahí tiene.
- Mire, esa no me la sabía yo.
- Y por fundaos tampoco se quedaba el hombre, se sabía cuanto verso usted le pidiera oiga. Y con los manojos era buenazo, eso me gusta de la grande que con las madejas de cuerdas es más fácil ir tocando, pero pa’ ser bueno más que melodías hay que aprender versos.
- Eso me falta, aprender versos.
- Aproveche Ud., que tiene la vista buena y sabe leer. Yo no pude nunca leer oiga, si hubiese aprendido quizá cuanto verso lindo manejaría yo ahora en contribución.
- Aún así sabe harto Ud., se queja de puro lleno.
- Meh… Si saber más nunca sobra. ¿Y Ud. es pircano?
- No Don Audilio, yo soy de Puente Alto.
- ¿Y el Alfonso le enseña?
- Claro, en los talleres que hace en el Parque Gabriela.
- Bueno está oiga. ¿Iremos luego a cantar?
- Hay que esperar a Don Alfonso, falta que terminen estas chiquillas que están cantando también.
- Oiga que lo hacen lindo, son ordenaditas, ¿Me alcanzaré a chupar un pucho?
- Déle no más.
- ¿Y se puede acá?
- Sí, estamos afuera de la casa y hay más gente fumando.
- Yo le voy a preguntar hartas cosas, ve que la vista me está fallando. Pero la voz y la compañera no fallan, si que le vamos a cantar igual no más al amigo. No lo conocía na’ yo eso si po’.
- Yo tampoco, fíjese.
- Pero lo importante es venir a mostrarle respeto a él y a su familia, en estos momentos es cuando uno tiene que acompañar.
- Don Audilio, ahí viene Don Alfonso, vamos pasando. Tome la guitarra, yo me llevo el guitarrón.
- Bueno está pues.
- Leo lo va a llevar adentro, yo voy altiro.

martes, 18 de diciembre de 2012

Enfermedad progresiva


No recuerdo que fue primero, si la enfermedad de Dummy o la irresponsabilidad de Bobo. Creo que lo de Dummy fue algo que vimos venir de antes, pero aún así no supimos hacerle frente. Era un muchacho encantador, completísimo en todo ámbito. Buen deportista, buen actor y comediante y además, un galán.
Si tuviera que mencionar algo en su contra, ya tratando de rebuscar algún argumento, lo único que le perjudicaba era su memoria a la hora de aprenderse los guiones. Pero con su ingenio y espontaneidad siempre supo salir del paso siempre.
A veces era insostenible seguir grabando.
Los cámaras comentaban entre ellos lo que sabían de oídas sobre las tramas, anticipaban alguno de los chistes o de las situaciones de los cortos. Unas veces los ayudaban los disfraces, otras con los objetos de tramoya. La cosa es que casi siempre obtenían alguna exclusiva, y el efecto de la risa no los inundaba tanto. Pero cuando Dummy olvidaba algo era imposible no reir, empezaba a improvisar y hacer payasadas con lo que tuviera al alcance. Dejábamos rodar el rollo y a veces podía sostener el sólo una escena por cinco minutos incluso, era sorprendente.
Muchas tomas se estropearon por que los cámaras se olvidaban de su cometido por estar agarrándose la barriga para aguantar la risa; recuerdo a uno de nombre Humberto que se desmayó por un alza de presión.
Era un talento total, una sensación.
Un ser humano impecable, lamento que su suerte con las mujeres no haya sido de las mejores en lo que a matrimonios respecta. Imagínate, falleció habiendo cumplido apenas cuarenta y ocho…cuarenta y ocho y con cuatro matrimonios a su haber… y en esos tiempos. Figúrate tú que uno no duró más de tres meses, nadie en el estudio se lo explicaba, se veían tan enamorados…
Dummy podría haber conseguido la mujer que quisiera, pero era tan obstinado que no escuchaba consejos. Tenía un patrón extraño, en cuanto una mujer le provocaba inseguridad; trataba a toda costa de enamorarla.
Tomando en cuenta que cuando lo contrataron le exigieron cortarse el bigote y sus rizos, dejándolo en evidente calvicie, el pensaba que su atractivo hacia las féminas había desaparecido. Se dedicaba a gastar el dinero en cuanto le interesaba alguna. Casas, autos, vestidos, joyas. Nada era suficiente, por el contrario, cada vez invertía más.
Para que decir después del capítulo aquél en que Chimp perdió un diente y Dummy recibió un balazo. Su cojera era difícil de ocultar en planos abiertos, desde ese día su enfermedad avanzó a pasos agigantados, engordó y ya no era capaz de mantener la exigencia del día a día en el estudio. Por contrato debían cumplir con ocho capítulos al mes, lo que era demasiado. Chimp, siendo tan ordenado y disciplinado casi no lo soportó. El ataque de Dummy en plena grabación fue una alerta, pero demasiado tardía. Le detectaron un cáncer cervical que poco a poco lo fue apagando, aún cuando mantuvo el humor hasta sus últimos días. Eso gracias a Estela, sin ella quien sabe que habría sido de él.
Había que ayudarle a vestirse, a comer, darle sus medicinas a todas las horas del día y evitar que durmiera en demasía. Estela hizo todo sin siquiera despeinarse, es una mujer con mucho arrojo…es muy valiente.
La última semana no pude acompañarle, le iba a ver siempre que tenía tiempo o si no, lo sacaba de otras tareas.
Esos días tenía que cumplir con compromisos fuera de la ciudad y no pude estar allí para despedirme…Es triste recordar a un amigo como él postrado en esa silla y aún así no dar su brazo a torcer. La última vez que lo vi le expliqué de que me iba a ausentar por unos días…me dijo: - ¿Quieres que te acompañe?

jueves, 13 de diciembre de 2012

Paseo gratuito


Y esperaba el bus con tranquilidad y un dejo de cansancio luego de un agitado día en compañía de amigos. Pero la estabilidad se acabó cuando vio el Chevrolet frenando a escasos centímetros de él.
Pistola en mano un sujeto bajó y le apuntó a la cabeza.
- Súbete.-
No necesitaba anotar la patente, había alcanzado a verla y era imposible que se le olvidara.
Con un convincente argumento metálico dotado de un buen número de balas, le hizo subir, empujándolo además.
Dentro del auto habían dos tipos más, el chofer y un acompañante de bastante mal gesto en el asiento trasero que le fue mirando durante todo el trayecto con cara de pocos amigos.
- ¿Así que querís con la Naty? Voh no sabís en lo que te andai metiendo. Esa mina es media suelta, pero no es pa’ que nadie se la de de vi’o.
Se mantuvo tranquilo ante la situación, no dijo palabra.
- Esa es la mina del Chino, nadie la toca. ¿Cómo la conociste?
No esbozó emoción y contestó lacónicamente: -No tengo idea de lo que estás hablando. Ojalá por lo menos saltara la liebre con alguna minita, pero en ese ámbito cero actividad.
- Chistosito más encima…
El copiloto le miraba con furia a través del espejo del retrovisor.
- Nosotros cuidamos a nuestra gente, pero nos dijeron que como traidor que voh soi, tenemos que darte una tanda más o menos, ¿Vai cachando?
- No, te reitero; ni idea de lo que hablas. Yo vengo de una junta con amigos del colegio, de mujeres nada.
El chofer dijo: -Ahora que lo miro, no creo que sea el de la foto, no tiene el tajo en la cara, fíjate.
El sujeto a su lado se le acercó como oliéndolo, inspeccionando cada detalle.
- Parece que no es na’ este hueón.
- ¿Quéééééé?- Dijo el copiloto con gran estrépito, se dio vuelta y miró por completo a su reo. Volvió a su posición inicial y dio un par de golpes bastante fieros a la guantera del vehículo, el piloto le reclamó enseguida.
- ¿De qué parte vení?
- De Macul, cerca del Estadio.
- ¿ Y qué andabai haciendo acá?
- Vivo cerca de donde me subieron, a como 5 minutos. Estaba esperando la micro como todo mundo.
- ¿No conocis a ninguna Naty?
- Que yo recuerde…, no. Salvo la del video...WENA NATY!
- Y nos salió bromista...Te salvaste conchetumare, te vamos a ir a dejar a un lugar que conocemos por ahí. Ni una palabra a nadie de esto, ¿Entendió el hueón?, ¿Quedó claro?
- Mira, del asunto no te preocupes cualquiera se puede equivocar. Pero voy a escribir algo sobre esto.
- Hace la hueá que querai, pero na’ de andar sapeando. Sapeai, te tirai.
- Razonable…
- Bájate, cuando cachis que vamos como a media cuadra ahí recién te lanzai a caminar. Si te veo moviéndote antes te meto bala, voh sabis que ando con un siete. Ya hueón, marcha.
- Ya, ya. Pásenla bien cabros.
Y así le dejaron en medio de la nada, más allá de los paraderos de cualquier troncal. En un lugar donde la luz escasamente llegaba y cualquier persona con sentido de conservación no habría puesto un pie. Pero él tenía ganas de caminar justo a medianoche.

P.D.: True Story!