sábado, 25 de febrero de 2012

La tradición

Y fuimos a buscarlo a su casa, yo personalmente no le conocía pero Don Armando se encargó de convencerlo para que sacara la guitarra y se tirara unas buenas cuecas.
No fue fácil, Don Fanor me miraba con cara rara y cada cierto tiempo, casi ignorando a Don Armando, me preguntaba alguna cosa para dejarme pillo. En el lugar había más de una decena de comensales, unos cantando, otros bebiendo, otros conversando.

- Oiga gancho, usté no tiene na’ care’ huaso. Se ve bien pelusa, ¿Por qué le gustan las cuecas?

- ¿Cómo no van a gustarme si son la raíz de todo?- No le dí una respuesta propiamente tal, pero la seguridad con que hice mi cuestionamiento le arrancó una sonrisa al, hasta ese momento esquivo, cultor.

- Este cabro es choro y para’o, eso se necesita pa’ tocare la guitarra.

Me pasó un instrumento añoso, estropeado, incomodísimo. Las cuerdas tenían una respuesta muy alta, pero luego de que dijera que acordes hacer me lancé a tocar con él. Perdí la cuenta de cuantos temas fueron y agradecí haber llevado la grabadora conmigo.

- ¿Ese aparatito me va a remedar?

- Con esto yo puedo registrar tal cual lo que Ud. Está tocando, como le dije antes de venir estamos haciéndole un bello regalo a nuestros hijos y nietos.

- A los suyos será pues, lo que es los míos no son buenos pa’ la custión. Malazos pa’l baile y pa’l canto iñor. Oiga no me desprecie el vinito y sírvase Usté mesmo un vaso.

- Enséñale esa del coro de cura’os. – Dijo Don Armando.

- ¿Qué insinúa, Armando?- Comentó Don Taro, hermano de Don Armando.

- Al momento, es justo lo que este jutre precisa.- Señaló Don Fanor apurando lo que le quedaba de cigarrillo.

Tomó una actitud distinta, como si estuviera dirigiéndose a un público masivo. Ahora que había empezado a tomar vuelo (y alguna otra cosita) se puso a cantar con una voz divina y con gran soltura.

- ¿Le gustó?- Preguntó casi pidiendo aprobación.

- Pero claro que sí po’, viejo lindo. ¿Vamos con otra?

- Bueno está, se llama la del huaso cuico. Está en MI mayor, si que haga los acordes como los hombres y toque bien juertazo para despertar a las viejas de al la’o.

Las letras, sumamente astutas y subidas de tono jamás las había escuchado. Sin duda alguna eran temas que habían sobrevivido gracias al mismo método por el que yo los estaba aprendiendo. Miré a los personajes a mi alrededor, todos de gran recorrido en la música autóctona, todos auténticos conocedores de la tierra y sus secretos, todos personajes humildes pero de poderoso corazón.

- Este ñato le pega al coci’o. Oye Armando, ¿Y por que no lo habíai traído antes? Además es manda’o hacer pa’l vino.

- Es que es un poco tímido mi amigo, tuve que convencerlo de que viniera pa’ acá.

- Esta es su casa gancho, cuando quiera venga no más.

- Y si lo tratan mal se viene pa' la mía. -Dijo Don Taro mientras me llenaba nuevamente el vaso.

Las guitarras callaron, pero no por eso la algazara cesó. Comenzaron a contar cada cual sus anécdotas y sus aventuras de jóvenes. Me sentí privilegiado de estar en medio de ellos disfrutando de su hospitalidad campesina y de su cariño genuino.
A pesar de llevarles muchos años menos el cansancio comenzó a atacarme y pegué una que otra cabeceada, lo que les causó gracia y me hizo ser el objetivo de muchas de sus “tallas”. Improvisaron algunos versos alusivos a la situación y compartieron conmigo algunos de sus secretos para no dormirse en una fiesta. Muchos consejos llegaron a mí: musicales, amorosos, académicos, familiares, de tradición, algunos de los cuales me vinieron como anillo al dedo en ese instante.
Me vi en el futuro, conversando con otras generaciones sobre mis andanzas, sobre mi música y las tradiciones de mi tierra. Me vi con mi familia tocando en algún escenario pequeño con poca luz, Me vi a mi mismo dedicándole una canción a tanto tema que puede inspirarnos,  poco antes de cerrar los ojos y descansar.

jueves, 23 de febrero de 2012

Correspondencia

Carta dirigida por Felipe Vieuxtemps Correa (Río Pirihueico 454, Santiago) a Andrés Carin Arteaga (21 Norte 1958, Talca).

22 de Febrero de 1997

Hace ya una o dos semanas que el aire en esta zona se mantiene bastante contaminado y el calor es sofocante, esto ha provocado importantes mermas en mi salud. Espero que Ud. Comprenda que ésta razón y el excesivo trabajo que he tenido que afrontar durante este período me han hecho muy difícil poder responder a sus misivas, las que agradezco de sobremanera.
Mi editora, Kaori, me ha hecho llegar sus últimos manuscritos. Acerca de su novela debo felicitarlo por lo pulcro y bien logrado que está el material. Me asombra exquisitamente la habilidad que posee para moldear las personalidades y el carácter de cada uno de sus personajes. Mi instinto me dice que sin duda alguna me encuentro frente a una obra maestra y, en consecuencia, voy a ayudarle en lo que me sea posible para sacar adelante su proyecto. Por ahora creo pertinente que haga revisiones sobre la cronología de algunos hechos que aparecen en la parte media del libro, ya que hay confusiones sobre los días, horas e incluso meses en que suceden. Ahora bien, si es un recurso intencional resulta muy interesante, aunque personalmente creo que no será un detalle accesible para el público masivo por la complejidad de la trama (recuerde que estoy pensando en traducciones de la obra, idea no descabellada para la calidad que ostenta, las que harán menos comprensible el guión para los lectores que no conozcan nuestra lengua).
Sobre el conjunto de relatos breves que según tengo entendido ha titulado La feria no tengo noticias aún, para ser sincero no he podido abordarlo con la calma que merecen.
Pasando a otro punto, si conozco a Alex. Es un grandioso guitarrista y un inigualable ser humano. Si tuviera que definirlo sería con la palabra integridad. Es muy grato saber que Ud. Ha tenido la posibilidad de conversar con él y además idear trabajos en conjunto. No desperdicie esta oportunidad por nada del mundo y aprenda todo lo que esté a su alcance.
Si tiene planeado venir a la capital podríamos reunirnos a tomar té Ud., Alex y yo, si es que no le incomoda en alguna forma.
Adjunto con esta carta dos invitaciones para mi obra Las hermanas del mar, le ruego me comunique inmediatamente si es que requiere una cantidad mayor o si ante alguna eventualidad no recibe las que he enviado.

Con mis más respetuosos saludos,
Felipe Vieuxtemps Correa.

viernes, 10 de febrero de 2012

Visita bienvenida

Tú, voladora fantasía escurridiza cubierta de velos y alada. Tú, esquiva metáfora que persigues a unos pocos. Tú, que me sacas de la tierra y me levantas hacia el cielo. ¿Dónde has dejado a tus ocho hermanas restantes?
Me envuelves, tu aroma intenso lo puedo sentir, ya sé cuando vienes y presiento cuando te acercas.
Dos generaciones, hijas de progenitores distintos pero con el mismo deber que cumplir. Me agradan tus visitas pues generalmente me llevan a sitios interesantes que no había descubierto y me hacen desarrollarme cada día.
Te ocultas en un lápiz, tras alguna herramienta, en las hojas, en un color especial de acuarela, a veces en las cuerdas de un instrumento. Quien sabe en cuantos lugares podré encontrarte a futuro, queda mucho tiempo por recorrer aún en tu compañía. Cambias de forma y a veces hasta te he tomado de la mano, es más, muchas veces te he besado con pasión. El nombre con que a tí se refieren ha cambiado a través del tiempo, un día eres la que ofrece gloria. Otro la celestial. La de bella voz alguna que otra ocasión. Personalmente me gusta llamarte la de muchos himnos, pues cuando te lanzas a cantar uno es cuando empiezo a enfrentar un nuevo desafío.
Tracia, Pieria y el Olimpo han sido tus hogares, te han alabado y rendido culto en cada uno de ellos, aún así no es difícil encontrarte en otros sitios.
Me has visitado hoy, una vez más, mi querida musa vestida de múltiples colores llamativos.

lunes, 6 de febrero de 2012

Entrevista

- Estamos en directo transmitiendo para Uds. desde su canal amigo nuestro programa la entrevista al hueso, en el día de hoy con nuestro gentil invitado Alex Wilhelm. Músico aclamado por su talento, su distinción y elegancia en el fraseo, sin contar con sus virtuosos ataques y derroches de energía en la interpretación de la guitarra.
Wilhelm bosteza, pero la cámara no alcanza a captarlo.

- ¿Cómo estás Alex?

- Bien - Responde sin mirar a quien le pregunta, su rostro está oculto por un sombrero estilo tejano que deja ver los movimientos de la boca y parte de la nariz.

- Hemos sabido gracias a los medios de prensa escritos que estás preparando un nuevo disco ¿Qué hay de cierto en ello?

- Bueno, la verdad es que estoy grabando algunas cosas desde hace un tiempo. Estoy un poco más libre y como no es temporada de conciertos he retomado mis jornadas en el estudio de grabación.

- ¿Puedes darnos algún adelanto?

- No sé por donde empezar…Solamente me he sentado con la guitarra y he hecho versiones de los clásicos de siempre, ya sabes, el Delta Blues, temas de los 50’s que están en la oreja de todos…Nada especial.

- Supongo que nos darás algo más del sonido especial al que nos tienes acostumbrados.

- No sé a que estarás acostumbrado, yo solo toco la guitarra.

- Además de ser un excelente músico tienes un humor muy particular.

- ¿Te parece?

- Claro.

- ¿Me invitaste para halagarme o algo más? Soy nada más que un ser humano igual que todo el mundo. Es cierto, quizá mi música te provoque a ti muchas sensaciones agradables como a la mayoría de las personas, pero para mí es casi un juego, jamás he estudiado, jamás he sido lo que se llama un músico docto. Fui un pésimo estudiante y la mayoría de mis profesores, esos que querían que fuese ingeniero, médico, abogado o arquitecto me siguen en la calle para que les de mi autógrafo. Cuando estaba en el colegio me echaban de allí por no llevar el autógrafo de mi padre en mi libreta de anotaciones.
Eso sin contar que he pasado por muchas adicciones y ya casi no tengo sistema nervioso.

El animador, algo alterado, no sabe como manejar la situación y teme que el discurso de controvertido personaje al cual hasta hace media hora se negaba terminantemente a entrevistar atente contra las políticas internas del canal. No obstante, la suerte está a su favor, todo puede ocultarse tras un cortés y efectivo mensaje al final del programa que diga que las opiniones vertidas en el son de exclusiva responsabilidad de quienes las emiten y no tienen necesariamente que ver con las ideas del canal.

- Insisto, tienes un humor a toda prueba.

- Déjate de payasadas y vamos a las preguntas interesantes.

- Muy bien, estoy seguro que hay un gran grupo de muchachos que están empezando a estudiar música y quisieran escuchar algún consejo de tu parte.

- ¿Empezando a estudiar? Hombre, carajo, eso no es materia de estudio, es sentir, dejarse llevar, apasionarse. Cuando tocas y dejas fluir la música no hay pelo en tu cabeza que no se erice, tu modo de respirar cambia, sientes una extrañeza en el cuerpo, pues después de todo no es tuyo. Es algo que una fuerza superior a ti, a mí y a todos los mocosos que miran la TV nos regaló, hay que sacarlo afuera. Somos unos servidores de esto, eso, o como quiera que se llame.

Hace una pausa, el entrevistador obviamente no logra entender del todo, hablan en códigos muy distintos.

- Me parece un punto de vista muy interesante.

- De algún modo lo es, pero no se trata de comprenderlo, hay que dejarlo invadirte.

- ¿Cuándo te hiciste conciente de que tenías este tipo de trance? Digo trance por ponerle un nombre.

- Creo que es eso -dice mientras empieza a fumar un cigarrillo que había estado en sus manos desde que alguien en el set gritó “Estamos al aire”- Pero no es algo que se haga conciente salvo cuando estás afuera, cuando dejas de sentirlo. El tiempo pasa, no necesitas un espacio material, yo puedo estar aquí sentado y mentalmente irme a otro lugar si quiero, empiezo a escuchar una melodía en mi cabeza y… y puedo subir y bajar el volumen a mi antojo….., adelantarla, atrasarla…., cambiar los timbres, las alturas, los sonidos, las notas, la ecualización….., todo.

- Suena como una experiencia casi espiritual.

- ¿Casi? Lo es por completo.

- ¿Tienes algo, o alguien que te ayude a inspirarte?

- Eso no es necesario, el crear relaciones con cosas o lugares te aparta de la conexión contigo mismo. Si hiciera aquello estaría necesitando de ese algo o alguien. Recuerdo que mucho tiempo estuve muy atento a las demás personas, a su bienestar y casi nada o muy poco al mío. Cuando dejé de beber pude volver a tener bienestar, dejé las culpas atrás y vaya, me dí cuenta de que no soy un dios como casi todo el mundo me quiere intentar hacer creer. Mi talento es prestado, lo único que me queda es disfrutar de el, no puedo darme el lujo de aproximarme a la gente, a veces estoy conversando con alguien, o durmiendo, haciendo cualquier cosa que puedas imaginar y se me viene una canción. Eso me aparta un poco de la gente normal, a veces corro a tomar la guitarra y la toco. Por eso me divorcié, mi esposa despertó varias veces en las noches y me vio abrazando a Única (el apodo de su guitarra favorita) en vez de a ella y eso trae problemas, es un don, pero a la vez un arma de doble filo, es difícil para la gente convivir con alguien así, como yo. Me cuesta darme a entender y ser convencional para algunas cosas, no respeto horarios ni rutinas. La mayor parte del tiempo estoy tocando o metido en mi mismo, o enojado por no poder dejar de hacer las dos cosas anteriores.

- ¿Te consideras un hombre solitario?

- Esa es casi una realidad, de niño no era muy querido. Tenía malas notas, no era buen conversador, pensaba solo en la guitarra y pasaba días y días ensayando en mi cuarto encerrado. De mayor fui un novio pésimo, no dedicaba tiempo a nadie, olvidaba los nombres de mis novias, sus teléfonos, aniversarios cumpleaños y todo lo demás. Cuando finalmente podía pasar algún tiempo con las mujeres llevaba a Única, Única me ha acompañado desde siempre, (muestra su guitarra que estaba escondida bajo su silla, lejos de la vista del director del programa. La saca y se la pone, está bastante a mal traer, casi sin barniz, con trizaduras mal reparadas y algunas piezas rotas, además de algunas manchas de quemadura producto del incontable número de cigarrillos que Alex ha puesto en la pala del instrumento mientras fuma y toca) por eso la llevo a todos lados conmigo. Alguien la robó hace unos cuantos años, fue imposible venderla para el sujeto que la hurtó y decidió devolvérmela personalmente a cambio de que le firmase la guitarra de su hijo. Escribí en ella: toca con sentimiento, no lo olvides. Volviendo al tema anterior, a ninguna mujer le gusta competir con una guitarra….

- ¿Puedes tocar algo?

- Con gusto.

- Amables televidentes, esto no estaba preparado y saliéndonos del libreto….

Alex no espera la indicación del animador para empezar a tocar, solo lo hace. Luego de un solo de 5 minutos que pareció para todos un abrir y cerrar de ojos la audiencia quedó extasiada y el aplauso se hizo incalmable, la banda de acompañamiento se perdió de pronto y los acordes atronadores de la guitarra de Alex invadían el espacio y las almas de los presentes. Pasaba de la más suave y melancólica melodía a la destrucción y desesperanza punzante y sin resuello, para luego calmarse y acariciar a sus oyentes con una seda sonora sin precedentes. Los camarógrafos dejaron sus cámaras tiradas, la gente en el set corría y gritaba sin medir las consecuencias. Muchas personas salieron lastimadas seriamente en su intento de tocar al guitarrista por unos instantes. Solo una muchacha lo logró y cayó de rodillas frente al eximio músico, parecía desmayada, sin conocimiento. Eso hizo recuperar la cordura al animador, el director y el jefe de piso del programa. Las cámaras seguían encendidas y transmitieron al mundo el último mensaje de Wilhelm, el último del que se tiene noticia.

- La destrucción de los muros de Jericó fue a través de la música, Orfeo proporcionaba el saber a través de ella. En el oriente existen personajes que pueden hipnotizar a serpientes con una sola nota, claro está es un ejemplo muy primitivo, pero si transmites esa misma sensación en las personas puedes destruir, puedes crear, puedes hacer lo que tu imaginación diga. No hay límites, los límites los pones tú. Ese es el consejo que puedo darle a esa montonera de críos que están empezando a amar la música nada más.

Sin mayor explicación Alex deja el set y extrañamente nadie le opone resistencia. Lo que nadie (ni siquiera él mismo) sabe es donde irá él ahora, ni tampoco si es que le volverán a ver.
Y es que alguien como él no es dueño de su vida, no es raro para los críticos, otros músicos, y sus fanáticos el mito de que le ha vendido su alma al diablo. Sin embargo, pueden revivirlo cada vez que quieran escuchando sus discos, como dijera hace tiempo en alguna otra entrevista.