martes, 30 de octubre de 2018

Escapatoria


El teléfono sonó tres veces. No alcanzó a contestar. Se quedó a un paso del aparato, diez segundos exactos pasaron y la campanilla se activó nuevamente. Tres veces.
Pensó que se había liberado de ellos.
Aún mudándose de país lograron dar con su paradero.
Estela supo, gracias a esas llamadas misteriosas, que no tenía escapatoria.

viernes, 26 de octubre de 2018

Firebird





El muy idiota lo sabía, sabía que teníamos que grabar y que arrendar el estudio era carísimo. Habíamos estado ensayando un mes, quizá un poco más, y el muy imbécil se durmió. Se durmió sentado. Ni media hora de grabar y parecía muerto.
Con la guitarra entre los brazos, no sé la Firebird lo sujetaba a él o vice-versa. Allí sobre el taburete con la cabeza doblada hacia atrás.
Tuve que hacer el doble de trabajo, grabar sus rítmicas y luego poner mis solos encima. Un poco tocando de memoria, muy distinto a como siempre lo habíamos hecho: en directo. El productor estaba hecho una furia, incluso quiso darle un boquete. Pude impedirlo, aunque el muy tarado bien se lo merecía. El proceso tomó mucho tiempo, demasiado.
Fue la primera vez que sentí que nuestro esquema podía cambiar, que podríamos hacer las cosas de modo diferentes, incluir a músicos de sesión y hacer varias tomas.
Terminamos exhaustos y jamás despertó, por esos días solo pensaba en drogarse, no dormía bien, tenía amoríos con cualquier ser vivo que se le cruzara y, desperdiciando su gigante talento, no quería tocar guitarra. Era un estorbo.
Nuestra relación dio un giro, comencé a amarle y odiarle en igual medida. Ya no lo veía como el inalcanzable de otros días, me comprobé a mí mismo que podía hacerme cargo de un disco al igual que él.
Apagamos las luces, empacamos todo, sacamos los instrumentos y seguía en estado comatoso. Nadie se acercó a despertarle, estábamos enfadados. Lo dejamos allí durmiendo.
Nunca hablamos acerca de que sintió al volver en sí solo, a oscuras, sin saber que había pasado con nosotros. Jugó a hacerse el orgulloso en vez de pedir ayuda, maldito terco.
Algunos de los muchachos dejaron de hablarle por un tiempo. Otros nunca más le dirigieron palabra, salvo que fuera asunto de vida o muerte.
Menudo imbécil.

martes, 23 de octubre de 2018

Decisiones difíciles


Mientras ella, con vestido de seda, tacones y un abrigo de mink, decidía entre maple o pinotea para el piso de la estancia, en el otro hemisferio del globo dos niños no lograban resolver si era mejor que uno de ellos comiera la pieza de pan que habían encontrado tirada en la calle, quedando así satisfecho, o bien, dividirlo en partes iguales y compartir el hambre.

viernes, 19 de octubre de 2018

Palillos


- Mira, mira lo que puedo hacer – decía Ernestina a su hermano mayor, mientras golpeaba con dos palillos de madera de los que usaba su madre para tejerle bufandas y gorros de lana.
- Cuando la canción termine vuelve a ponerla un par de minutos después, te apuesto lo que quieras a que no pierdo el pulso -. Efectivamente, mantenía negras y corcheas en perfecta sincronía con la grabación, aún cuando esta estuviese sonando en su imaginación.
Ernestina (o Tina, como prefería que le llamaran) había descubierto una forma de canalizar toda la energía que su enfermizo cuerpo no le permitía transmitir a través del juego y/o los deportes.

miércoles, 10 de octubre de 2018

Toma 12


Se armó un cigarrillo con el poco tabaco que Tristán le dejó. Guardó la guitarra en su estuche, revisó que no quedara nada olvidado en el estudio y, finalmente, apagó la luz. Subió la escalera a oscuras y salió del lugar.
Lo esperé en la puerta, ninguno de nosotros sabía que esa sería su última sesión de grabación juntos.