viernes, 19 de octubre de 2018

Palillos


- Mira, mira lo que puedo hacer – decía Ernestina a su hermano mayor, mientras golpeaba con dos palillos de madera de los que usaba su madre para tejerle bufandas y gorros de lana.
- Cuando la canción termine vuelve a ponerla un par de minutos después, te apuesto lo que quieras a que no pierdo el pulso -. Efectivamente, mantenía negras y corcheas en perfecta sincronía con la grabación, aún cuando esta estuviese sonando en su imaginación.
Ernestina (o Tina, como prefería que le llamaran) había descubierto una forma de canalizar toda la energía que su enfermizo cuerpo no le permitía transmitir a través del juego y/o los deportes.

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