lunes, 28 de septiembre de 2015

Alergia


Me picaban los ojos. Me picaban mucho, casi no podía ver bien de tanta lágrima. Estornudos de cuando en cuando, pero no de los comunes. Eran estrepitosos, acompañados de un horrible espasmo y de un chillido agudísimo que tenía a mis oídos en caos. La cabeza se me abombaba.
Mi piel enrojecida, la cara con un picor desagradable en grado sumo. Manchas en los brazos, de distintos tonos violetas y moráceos. La garganta apretada no me permitía expresar en palabras mi sentir y mi dolor.
En un semáforo casi choqué cuando mi cuerpo decidió dar saltos sin mi consentimiento en una lluvia de mucosidades. Unos 30 estornudos por minuto, que me hicieron soltar el freno y pisar el acelerador por un momento en plena luz roja.
La gente me evita cuando me ve así, no se puede entablar una conversación conmigo en estas condiciones.
Hasta cierto punto estaba acostumbrado a esto, sabía que más temprano que tarde mi cuerpo respondería así a ciertos estímulos del ambiente.
Y es que cuando uno es alérgico sabe que cosas le provocan este tipo de reacciones en el cuerpo. En ocasiones son alimentos, para otras personas los medicamentos, para los menos afortunados algún perfume de su agrado, algunos doctores me han contado que hasta hay personas que son alérgicas a sus propias parejas o hijos.
En mi caso tengo claro lo que me produce escozor, y es algo que encuentro en todo lugar. Por ello es que en lo médico me tienen casi deshauciado, debo resignarme a la hinchazón en la epidermis, a tener las conjuntivas sensibles.
Soy alérgico a la mentira, a la mala intención, a la negligencia intencionada. Al pensamiento limitado.
Espero que la medicina siga trabajando, espero que hayan avances. No para curar mi alergia, si no para curar otras enfermedades que a mí me provocan la mía.

viernes, 25 de septiembre de 2015

martes, 22 de septiembre de 2015

La gitana

En busca de algo indeterminado, sin rumbo aparente salió de casa. Era la perfecta estrategia que había inventado años atrás para dejar la rutina en pausa y además esquivar las obligaciones que su trabajo independiente exigía.
Caminando por allí había comprado algunas cosas para la casa, los típicos útiles de aseo para el baño, algunos víveres para lisonjearse viendo las viejas películas de las que tanto gustaba, un par de revistas sobre los temas que le interesaban en este momento de su vida. No obstante, estos pequeños objetos inertes espabilarían su mente por pequeños instantes. Las cosas importantes no parecían, en lo más mínimo, estarse gestando en su vida.
No poseía la capacidad de silenciar su mente, siempre que caminaba por la ciudad iba pensando en miles de cosas, sobretodo en lo que habría pasado si hubiese tomado otras decisiones. Siempre había querido poseer la habilidad de saber que sería del futuro sabiendo las condiciones que tenía el hoy.
- Paisano, ¿dónde queda la Posta Central?
- Debe seguir un par de cuadras por Alameda, va bien en esta dirección. Cuando llegue a Portugal debe ir en dirección norte, unas cuatro o cinco cuadras.
- Gracias muchacho, dame tu mano para decirte que tiene el destino para ti.
- No creo mucho en estas cosas, en verdad.
- No ponga en duda los poderes de los espíritus, ellos siempre le van a ayudar.
Y así la discusión seguía, la gitana insistía. Le decía que no le cobraría peso alguno, que tenía clara la mala fama de las personas de su condición, que no dudara, que ella era distinta y le gustaba hacer el bien al prójimo.
- Pasa que Ud. es muy desconfiado, eso no está mal, pero yo tengo cosas importantes que decirle. Lo hago por su gesto amable y sincero, paisano.
- Bueno, está bien, pero trate de no ser demasiado detallista.
- Paisano, no se preocupe, yo conozco mi oficio. ¿Está preparado?
- Creo que sí.
La gitana comenzó a decirle que la soledad en que estaba sumido no era para él, que se armase de valentía y comenzara a enfrentar los procesos y las vivencias que le correspondían.
- Es que Ud. paisano, según aquí veo, ha hecho muchas cosas pero no se ha enamorado de ninguna. Y tampoco lo ha hecho de mujer, una persona de su edad que no conoce el amor, no conoce la vida.
- ¿Cómo puede saber eso?
- Joven, nosotras podemos saberlo todo. A veces no lo decimos, pero siempre lo sabemos. Basta con mirarlo a Ud.
Y la gitana continuó, y continuó acertando. Alexis reaccionaba con estrépito a las palabras de la mujer, a pesar de ser bastante escéptico con el tema veía como era desnudado, analizado y aconsejado por el peculiar personaje que le había abordado.
Comenzó a impacientarse y a otear a su alrededor desconcertado, Alexis sentía como las miradas de los transeúntes se clavaban en su rostro.
- Ud. sabe lo que tiene que hacer y las cosas que ha dejado de lado por tratar de satisfacer a los demás. Pero Ud. ¿dónde queda?, ¿está feliz? Yo creo que no muchacho, le falta amor. Y Ud. podría ser un rey, créame. No deje de sonreír y sí, haga eso en lo que estaba pensando cuando despertó hoy. Ponga su energía en eso paisanito.
- ¿Y qué pasa si no hago lo que me está diciendo?
- Yo ni lo pensaría paisano, de ser así su vida estaría en peligro, créame. Acuérdese de los suyos, de sus hijos, de su esposa. No huya de su pasado.
Y así continúo la gitana hablando, el sol estaba ya poniéndose y ella no parecía cansada ni nada similar. Por el contrario, no tomaba pausas en su discurso.
- Bueno paisano, ya no tengo mucho más que contarle. Ud. me ha caído bien y quiero que tenga un buen futuro. Recuerde lo que le dije que haga en cuanto llegue a su casa. No se vaya a olvidar, es importante.
- Gracias, cuídese.
Alexis no entendía del todo bien las cosas, luego de despedirse de la gitana trató de buscarla en la multitud de forma infructuosa. Parecía haberse desvanecido. Vio el reloj y se enfadó por haber perdido tanto tiempo, comenzó a cuestionar las cosas que le había dicho la mujer. Apuró el paso y siguió pensando en las palabras de la gitana, todo le parecía absurdo, sin son ni ton, se dijo a sí mismo que eran puras patrañas.
Abrió la puerta y al intentar encender la luz el interruptor lanzó una ráfaga de chispas, sintió el choque recorrer su cuerpo. Las palabras de la gitana quedaron en el olvido, a tientas y en la oscuridad total buscó algo con que generar luz y calor a esa hora de la noche. Olvidó que había cambiado algunos muebles de lugar en su departamento, se dio cuenta cuando impactó con ellos y perdió el equilibrio. Recordó el rostro de sus hijos y que también hacía meses que no los llamaba ni tenía noticia de ellos, ahora que yacía en el suelo se arrepentía de haber quitado el teléfono para no ser molestado.
Semi consciente tuvo algo parecido a un sueño, veía a sus niños jugar en un gran parque y se veía a sí mismo caminando de la mano de su mujer. De eso hacían muchos años y mucha distancia se había generado entre ellos. Había sido un mal padre y lo sabía, por primera vez en todo ese lapso quiso cambiar las cosas.
Cuando intentó reincorporarse, uso el barandal de la ventana como apoyo, mas este se quebró al instante y Alexis salió disparado por la ventana. Nuevamente vio la cara de sus hijos y recordó la recomendación de la gitana, llamarlos. Era verdad, a su vida le faltaba amor, pero era muy tarde recapacitar sobre sus acciones ahora, cuando le quedaban escasos metros para estrellarse contra el suelo.

sábado, 19 de septiembre de 2015

Por el guitarrón chileno

Con sus veinticinco cuerdas
tesoro es de tradición
el chileno guitarrón
que ojalá nunca se pierda.

Sonido campesino
que otro no tiene,
cultura milenaria
que se mantiene.

Que se mantiene, ay sí,
lindo instrumento,
son humano y divino
sus fundamentos.

Con cuatro diablitos
suena exquisito.

lunes, 14 de septiembre de 2015

Rebelión espiritual

Yo digo de que no hay cielo,
Digo que Dios no perdona,
Digo de que no hay infierno
Ni tres divinas personas.

El hombre desde que nace                    
Busca, solo, su destino;                             
Se desvía del camino                                             
Con los tristes actos que hace.                 
Aunque el mundo se acabase                  
Nunca habrá de emprender vuelo.
No hay nubes de terciopelo
Para recibir a su alma,
Es por eso que con calma
Yo digo de que no hay cielo.

Trata de usar la razón,
Mas es un triste ignorante;
Pues las cosas importantes
Saca de su corazón.
La bondad es ilusión
Que la maldad desentona.
Con una avidez glotona
A la salvación se aferra;
La crueldad que el hombre encierra,
Digo que Dios no perdona.

En el día de su partida
Llora y ruega por perdón,
En la mortal condición
De su mal obrar se olvida.
Las malicias de su vida
No pagará en el averno.
Será pues, enigma eterno
Si más bien o más mal hizo,
Y si es que no hay paraíso
Digo de que no hay infierno.

De simbolismos se llena
Y de raras invenciones,
Por calmar las sensaciones
que impiden la vida plena.
De imágenes se envenena
Y una rara fe pregona.
En estatuas la corona
Les pone de redentores,
No hay perdón, digo señores,
Ni hay tres divinas personas.


jueves, 10 de septiembre de 2015

Reencuentro


Al fin llegué, si, estoy atrasado como siempre. Pero es que no traigo mucho ánimo...es que ha pasado tanto tiempo que ni siquiera sé de que deba hablarte primero. ¿Cuántos años son? ¿Dos?, ¿Tres?, ¿Cuatro? Quien sabe, yo ya no llevo la cuenta.
No tengo la más mínima idea de por que vine, ¿Puedes darme alguna razón?
Vamos por partes, estoy terminando los estudios en la carrera esa, si esa que algún día me dijiste que sería una buena opción a futuro y que me daría un buen sueldo. Si la misma con la que pensamos podríamos mantener a la familia que existía en nuestra imaginación. Bueno, verdad y sinceridad siempre delante, mis sueños y añoranzas han cambiado un poco. No creo estar capacitado mentalmente ahora para desempeñar el papel de padre, suelo cuestionarme con frecuencia y como sabes para llegar a ser papá hay que ser seguro y no dudar de tus pasos y saber llevar a buen norte una empresa que parece tan simple. ¿Seguías creyendo que era el padre ideal cuando te fuiste?
¿La música? Dejé de ser el músico clásico que alguna vez conociste, no sigo haciendo música en orquestas ni cuartetos, dejé los ensayos con terno y corbata y los cambié por conversaciones filosóficas en polera y jeans (eso sin mencionar el eterno cigarrillo en la mano) que llegan a plasmarse en la frase de una canción interpretada en una guitarra. Me entretengo mucho haciéndole pasar un tiempo agradable y dándole una esperanza, que me cuesta seguir y confiar, a gente que ni siquiera conozco. Te gustaría mucho verme, algunos temas los escogí por lo mucho que te gustaban.
¿Mi ropa? Tienes razón es un detalle que también ha cambiado drásticamente, y es que para ser de atractivo laboral y moverse en las industrias discográficas hay que saber tener carácter. El peinado, la barba y los bigotes surgieron por el mismo motivo. Me veo algo mayor, ¿verdad?
¿Qué lugares frecuento? Visito las iglesias con más frecuencia ¡si lo sé! me dijiste muchas veces que el sexo, la religión y la TV eran insumos de un capitalismo creado por las grandes cabezas para hacerte creer que eliges cuando en realidad otros entes superiores a nosotros lo hacen desde el momento que nacemos. Pero ahora tengo fe, fe en que las cosas volverán a como habían sido antes, a que volveréa esbozar una sonrisa cuando esté disfrutando de algo simple.
Voy más seguido al cine. Al mismo que fuimos tantas veces juntos, ese que está a unos pasos del Metro. Y a veces voy a ese en el que estuve a punto de perder la billetera y me salvé de milagro, a ver películas a veces tristes, pero con un final feliz, pues pienso que quizá si ideo alguno y lo hago mío nuestra historia tendrá uno igual. Quiero sacarme de la cabeza aquellas cosas que nunca te dije.


Ahora cuando tengo un amigo enfermo paso más tiempo con él, no vaya a ser que lo lamente después. Me preocupo más de mis parientes y comparto más con ellos, claro, sé que podrías pensar que cuando estábamos juntos me llevaba muy mal con ellos y me sentía distante y poco tomado en cuenta, es más que evidente.
Pero, ¿cómo puedes tú juzgarme? Nunca estuviste presente, me dejaste solo. No! no te estoy culpando, sé que no fue tu responsabilidad.
En este tiempo han pasado tantas cosas, ¿te conté que escribí un libro? Si, lo hice, redestiné las horas que a ti dedicaba en hacerlo, quedó muy bien. Mucha gente lo ha leído, pensé que sería un poco absurdo traerte una copia. Quizá lo haré más adelante, de todos modos te lo mereces, fuiste su musa inspiradora. ¿No te acuerdas de cuánto elogiabas mis dotes de escritor? Nunca me olvidaré de cuanto discutimos y peleamos cuando te dije que no quería estudiar literatura como tú lo hiciste. Eras muy buena en eso, creo que nadie imagino que no llegarías a terminar la carrera.
No te estoy juzgando...
Si! lo sé, me costó venirte a ver, fue difícil encontrar el lugar exacto en que te encuentras ahora.
¿Crees muy fácil vencer tantas emociones?, ¿piensas que no fue para mí duro venir? No sabía como iba a reaccionar...
He leído y releído cada carta que me escribiste para saber de qué hablarte, para recordar el glorioso futuro que haríamos los dos, sí, tal cual dijiste algún día: inseparables hasta la muerte.
Lo más complicado de todo esto fue que de a poco empecé a olvidar algunas cosas, a pesar de haber pasado tanto juntos. Primero tu aroma, luego tus gestos, la calidez de tus besos. Después fue tu voz, la tranquilidad de tus ojos. Más tarde fue tu sonrisa...muchas cosas.
Para mí sigues igual, nunca cambiarás, yo si lo he hecho, gran parte de mis cambios se los debo a tu ausencia, el pensar más en los demás que en mí, el disfrutar de hacer las cosas sin pensarlas, como tú lo hacías...


No puedo fingir. Te he extrañado mucho, ya sé que las viste, pero traje rosas rojas. Las mismas que te regalé para todos y cada uno de nuestros aniversarios. Si esas flores que son la pasión transformada en naturaleza. Bueno, también hice un par de canciones para ti, pero no creo sea el lugar más propicio para cantarlas. Algún día lo haré, pero no aquí.
Sigo preguntándome...y preguntándome. Sé que tú no lo haces y jamás pudiste hacerlo, ¿por qué haber querido cambiar el presente si todo estaba tan bien?, ¿por qué irse así de repente a un lugar donde no sabías como serían las cosas? Me dejaste sin ninguna opción de despedida.
¿Por qué te fuiste?
No...! no te juzgo. No tenías como saber que un viaje de estudios terminaría así. No tenías como saber que el sujeto que tan amablemente se ofreció a llevarte a casa chocaría. No pudiste prever un accidente sería el fin de tu vida y casi de la mía. Nunca te dije lo mucho que te amaba, mi ego no me dio ocasión.
No, no has envejecido, yo sí, mi corazón y mi alma sienten tu falta. Tus padres también lo hacen, han estado un poco mejor últimamente, creo que comprender que en esta situación no podía hacerse nada. Sus oraciones llevan tu nombre.
Tu habitación sigue igual como la dejaste. Están allí los discos que te regalé y que oímos tantas veces mientras veíamos las estrellas y luna que pedías a cada instante te regalara con la respuesta inmediata de que no podía, pues no era mía; ese oso de peluche que tanto te gustó apenas lo viste en una vitrina del centro y con el que compartiste todos tus sueños de ahí en adelante, tus fotos de la Europa que tanto quisiste conocer y a la que nunca viajaste. La foto en traje de colegio para nuestro primer aniversario en la cabecera de la cama. El vestido rojo que tanto me gustaba...
¿Si he llorado? Mucho, con cada lágrima se me escapaban las energías y las ganas de seguir. Creo que recién hoy puedo decirme a mí mismo que todo va a estar mejor.
No sé de qué más puedo hablarte. Era lógico, ya tenemos muy poco en común salvo un pasado vivido juntos y que se desvanece a medida de que no soy capaz de reconstruirlo tal cual fue.


Donde estés ahora, espero estés bien.

lunes, 7 de septiembre de 2015

Rectificación dolorosa

- Cuidado!!
- Uhhhh, ese auto venía súper rápido.
- Te salvé la vida.
- Mentira, solo postergaste mi muerte.

viernes, 4 de septiembre de 2015

Napatlcoln

Todo empezó cuando en la aldea vecina quisieron honrar a Napatlcoln sacrificando un cerdo en su nombre.
Con todo su poder, de seguro se la tomaría con nosotros si no hacíamos algo. Matamos los tres mejores cerdos que teníamos y además hicimos un ritual pensado especialmente para satisfacerlo.
Solo días después ellos quemaban la mitad de sus cosechas de maíz. No podíamos quedarnos atrás, de modo que incendiamos casi la totalidad de nuestros campos, dejando a nuestro haber solo lo necesario para alimentarnos durante el invierno.
Un par de semanas más tarde, nuevamente en la tribu vecina estaban haciendo otro homenaje. Esta vez las víctimas fueron diez vacas. No podíamos quedarnos atrás y tomamos veinte de nuestras mejores lecheras y las quemamos al instante, como muestra de respeto y desapego a los bienes materiales. De más está decir que ellos como respuesta quemaron treinta, obligándonos a hacer lo mismo con cuarenta.
Mientras todo esto pasaba la lluvia se hizo presente, furiosamente los aluviones y el viento arrasaban nuestras construcciones de barro y paja. A punta de machete botamos las cañas de bambú a nuestro alrededor y confeccionamos instrumentos para rendirle culto a Napatlcoln. El viento, perdido, hacía sonar las más bellas melodías cuando era cortado por los cilindros de madera.
En la aldea vecina hicieron un sistema similar, pero metálico. Su sonido era atronador y recorría mayores distancias que el nuestro.
Cuando la lluvia cesó, erigimos una hermosa escultura en piedra caliza. Napatlcoln vencería a su peor enemigo, el tiempo, mientras la roca permaneciera intacta y su nombre fuera recordado.
En la tribu vecina hicieron una estatua del doble de altura de la nuestra y con materiales brillantes que lucían hermosos cuando brillaba el sol.
Decidimos tomar una medida radical, sacrificaríamos a nuestras doncellas vírgenes. Fue difícil, pero lo hicimos.
Nuestro dios nos comprendería, estábamos seguros de aquéllo. Era un rito necesario para demostrar respeto, temor y respeto al gran Napatlcoln.
En la aldea vecina nada hicieron. No hubo nada días, semanas, ni meses después.
Napatlcoln de seguro aprobaba nuestro obrar, pero el de ellos podía hacer que por equivocación cirniera su ilimitado poder sobre nosotros.
Había que tomar cartas en el asunto. Preparamos un cuidadoso plan a ejecutar durante la noche, con el mayor sigilo posible.
Quemamos sus animales, sus cosechas, sus hogares, sus niños, sus mujeres, todo cuando allí había. A los hombres les obligamos a suicidarse por no haber mostrado la reverencia adecuada ante Napatlcoln. Luego de eso enterramos sus cadáveres en la ribera del río.
La tribu vecina ardió por semanas y, aún hoy, puede verse como la humareda brota desde el suelo hacia la superficie.
A veces sentimos su ausencia, en ocasiones reiteradas los extrañamos. No tenemos con quienes hacer trueques u organizar misiones de exploración o cacería. Estamos desprotegidos ante ciertos peligros que antes podíamos vencer con trabajo conjunto. Pero eso poco importa, Napatlcoln de seguro está orgulloso de nosotros y nos protegerá con su gran poder.

martes, 1 de septiembre de 2015

No todo lo que brilla es oro


Estaba allí sin razón aparente. Su boca de guinda me invitaba al beso, su cabello dorado era un éxtasis. Me sentí de inmediato flechado a su mirada inocente. Nunca en mi vida vi mujer con curvas tan llamativas y que además me inspirara tal paz y tranquilidad. Quise abordarla y conversar, pero el Doctor me había advertido de que las alucinaciones podían ser efectos secundarios de las pastillas con las que estaba tratando mi alergia de primavera.






*Microcuento incluido en la antología del concurso "Primavera la sangre altera", 2014, organizado por diversidad literaria.