lunes, 14 de septiembre de 2015

Rebelión espiritual

Yo digo de que no hay cielo,
Digo que Dios no perdona,
Digo de que no hay infierno
Ni tres divinas personas.

El hombre desde que nace                    
Busca, solo, su destino;                             
Se desvía del camino                                             
Con los tristes actos que hace.                 
Aunque el mundo se acabase                  
Nunca habrá de emprender vuelo.
No hay nubes de terciopelo
Para recibir a su alma,
Es por eso que con calma
Yo digo de que no hay cielo.

Trata de usar la razón,
Mas es un triste ignorante;
Pues las cosas importantes
Saca de su corazón.
La bondad es ilusión
Que la maldad desentona.
Con una avidez glotona
A la salvación se aferra;
La crueldad que el hombre encierra,
Digo que Dios no perdona.

En el día de su partida
Llora y ruega por perdón,
En la mortal condición
De su mal obrar se olvida.
Las malicias de su vida
No pagará en el averno.
Será pues, enigma eterno
Si más bien o más mal hizo,
Y si es que no hay paraíso
Digo de que no hay infierno.

De simbolismos se llena
Y de raras invenciones,
Por calmar las sensaciones
que impiden la vida plena.
De imágenes se envenena
Y una rara fe pregona.
En estatuas la corona
Les pone de redentores,
No hay perdón, digo señores,
Ni hay tres divinas personas.


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