viernes, 30 de octubre de 2015

Komarov

Sé que Soyus no está listo,
Puedo, contando sus fallas,
Llegar a más de doscientas.
El gobierno no escuchó súplicas,
Las plegarias inútiles.
Sé que comienza
Un sacrificio humano.
Seré un desconocido para el mundo.
Mi nombre no será oído jamás,
La misión que emprendí
Vergüenza nacional,
Seguramente,
Un secreto bien guardado.
Me preguntan,
Me interrogan,
Errática y desorganizadamente.
Pierdo la calma,
Es su culpa mi destino.
Ellos lo sabían,
Todos lo sabemos,
Los sistemas no están listos.
Los paneles no alimentan los circuitos,
Maniobrar se hace complejo,
Sube la temperatura
Tanto dentro como afuera.
Llamaradas por doquier,
El oxígeno se fuga
Y el colapso es inminente.
13 vueltas al planeta,
Que me han parecido eternas.
Vertiginosa es la caída,
Son mis palabras violentas,
La velocidad sacude
Todo lo que soy.
Hacen preguntas absurdas
Que muy poco es lo que ayudan.
Fallas del paracaídas,
Los tacómetros superan
Las 600 millas hora.
Cambiará, luego, la Historia;
Cuando el Coronel Vladimir,
Sin quererlo, aviste Tierra.

Día 24
Mes de Abril

De 1967.

martes, 27 de octubre de 2015

Mucho más tiempo me queda

El tiempo es mi compañero
y me mantendré en la empresa
de quererte sin sosiego
engalanada doncella.
Mucho espero, más espero
en mi cándida inocencia,
Espero con el reloj
firme asido a la muñeca,
quien  me entrega sus tic-tacs
y una falsa reverencia
casi, creo, se esta burlando,
al medir mis horas yertas,
nada tiene que perder
que siempre tiempo le queda.
Aunque digas que no quieres
mi cariño y lisonjeras
caricias, mimos o arrullos,
que en otros tiempos te diera
me quedaré todo el tiempo
para cumplir mi tarea,
que si el reloj tiene tiempo;
mucho más tiempo me queda. 

domingo, 25 de octubre de 2015

Variaciones del sueño V

Saco las llaves y trato de apuntarle a la chapa del 415, las llaves están pero la chapa no existe. Busco la manera de entrar y cuando dejo de forcejear con la puerta, esta se abre de par en par. Un olor espeso me revela que dentro del lugar hay muerte. Cubro mi cara con el fin de soportar tal hedor. Las luces están encendidas en todos los cuartos.
En el suelo dos cuerpos sentados mirando hacia la entrada, situado a la izquierda uno femenino a la derecha uno masculino.
El cuadro es aterrador. El hombre tiene una venda en los ojos, la lengua fue roída por algún animal. La cabeza presenta agujeros como si hubiese sido taladrada y las manos están podridas desde antes de su muerte; seguramente, pienso, no era alguien acostumbrado a hacer cosas por sí mismo. Los pies descalzos y manchados con un barro musgoso, como si hubiesen estado sumergidos en el agua marina por siglos. En una de las piernas hay un grillete inmenso que para mí es imposible de mover. Una de las manos está esposada al radiador del agua caliente del sistema central de calefacción.
A su lado la colorina mujer, con un vestido azul marino con puntos blancos. Los dientes podridos. El estómago repleto de pequeños gusanos blancos que van y vienen, sacan sus cabezas, se asoman y vuelven a la tarea de devorar ese corrompido cuerpo. Los ojos no están, pero sospecho que estaba ciega previamente a que su vida acabara. Sus manos regordetas están infladas y en su piel se evidencian marcas de golpes recibidos con frecuencia, marcas que calzan a la perfección con el tamaño de las manos del hombre.
No sé de donde, pero aparecen los niños. En realidad adultos como yo y conversan entre ellos como si no me vieran.
- Mamá lo eligió mal y mira como terminó. – Dice ella
- Pobre de mamá, tan viva y tan llena de energía y sufrir así. –Dice él.
- Y con tanta gente que de verdad la quería. - Dicen ambos.
A ella la conocí, bastante más que a él. Me merece respeto y la tapo con el pequeño pañuelo que tenía sobre el rostro para protegerme. Súbitamente crecey logra cubrir su cuerpo entero. Me llama la atención el porque de quedarse allí, el tipo no podía huir porque alguien se vengó de la traición de la fue víctima; pero ella podría haber elegido ponerse de pie y salir de allí.

Llegué tarde, no pude hacer nada por ella estando tan cerca y a pesar de haberla querido y quererla tanto. Suelto un par de lágrimas, pero mi vida sigue. No volveré al 415.

jueves, 22 de octubre de 2015

Diómedes in the sky with diamonds

Llegué a la Casona.
Diómedes estaba parado estorbando la entrada de todo mundo. Miraba hacia el cielo como si estuviera observando una ópera o una película de cine arte del siglo pasado. Se movía y participaba del espectáculo, agitaba los brazos como si fuera un barrista de estadio alentando al equipo de SUS_A_MO_RES .
Me tenté y me puse a su lado a mirar hacia arriba.
Hizo un ademán aprobatorio con la cabeza, sin decir nada.
Serú Girán sonaba en la lontananza.
(Todo el mundo puede ver un camino para recorrer).
No vi nada.
Diómedes con sus manos me indicaba que esperara, que había que tener paciencia. Forcé la vista y nada. Quizá era el Sol que con su poderoso manto había eclipsado mis ojos.
A él parecía gustarle lo que sucedía en el cielo, aunque siempre me costó entenderlo admiraba enormemente su creatividad y su modo de ver, en los detalles, mundos completos.
(Todo el mundo puede ser un camino para crecer).
En cuanto a estilo, pensaba que estaba por debajo de él. Fue una conversación que tuvimos hace mucho tiempo la que me hizo darme cuenta de que nadie podía reinterpretar el mundo como él. Antes de que lo diagnosticaran, antes de que dejara de escribir todos éramos conscientes de su genio. El resto de nosotros o le copiaba a el u otro.
(Con tu cara de jarrón y tu mundo hecho de clichés).
Era algo que sucedía a menudo, cosas o ritos naturales para él se transformaban en una fuente de inspiración para los muchachos. Cuando comenzaron a llegar los demás ni siquiera me di cuenta en que momento se formó ese grupo tan grande. Algunos pasaban y seguían de largo, otros se quedaban un rato y se aburrían algotros como nosotros nos quedamos toda la mañana detrás de Diómedes. Director de la muda orquesta seguía efectuando sus coreografías hacia la cortina azul.
Queríamos sentir algo como lo que sentía él.
(Tengo la esperanza de encontrar un sonido).
Pasó la hora del almuerzo y traté de acercarme para preguntarle que era lo que disfrutaba tanto, nos íbamos a quedar sin comer si no nos apurábamos. Si cerraban La Picá, el hambre en el estómago o en el bolsillo serían las únicas alternativas.
No pude preguntar…
Cuando me puse a su lado extendió una mano en alto, apuntó a una coordenada imprecisa en medio de dos nubes y luego me miró. Con sus expresivos ojo, Diómedes me invitó a mirar ese inexacto punto.
Forcé la mirada y nada vi…
Bajó su brazo con gran fuerza y me dio un soberbio manotazo en plena nuca. Las carcajadas salían de todo poro de su cuerpo.
Se fue corriendo a toda velocidad y no le vimos hasta dos días después.
(Te imaginas el lamento de la gente y su manual).

lunes, 19 de octubre de 2015

Por el papel confort

Brindaré por el confort
Porque siempre es necesario,
Para pobre y empresario,
Admirable es su labor.
Sea blanco o de color,
Con el me limpio y me sueno.
Su trabajo no es ameno,
De su utilidad se sabe;
Y en el caso que se acabe
Como lo echamos de menos.

sábado, 17 de octubre de 2015

Resistencia

Napalm,
Berettas 92,
hachazos,
alabardas,
rockets,
katanas,
F-22,
catapultas,
bombas racimo,
granadas,
shocks eléctricos,
cachetadas,
gas pimienta,
Blackhawks,
suplex (como el asta de la bandera),
cosquillas,
balazos,
la horca,
bayonetas,
chifle,
Humvees,
espadas,
M16,
puñaladas,
bayestas,
Little Birds,
kamikazes,
chirlitos,
cortaplumas,
Strykers,
la marca del indio,
Chinooks,
M113,
el genocidio,
papes,
patadas,
escuchar a Los Bunkers obligado.
Puedo resistir el uso de cualquier arma, tipo de tortura o forma de maltrato hacia mi persona.

Pero jamás podré dejar de conmoverme ante las lágrimas de una mujer.

miércoles, 14 de octubre de 2015

Incendio Forestal


Los humanos son animales extrañísimos… Recorro día a día estos cerros gracias a mis preciosas alas y no entiendo de que hablan. ¿De qué hablan? He visto aquí zorros, culebras, pájaros, caballos, lobos, pumas, cabras, perros, vacas, puercos, ovejas, gatos, incluso un pingüino perdido que vino a turistear. Pero, llamas ¿Llamas? Jamás he visto alguna. Sin embargo, los hombres insisten en que las llamas devorarán los bosques.

domingo, 11 de octubre de 2015

Testamento


A pesar de haber ido varias veces, el llegar al lugar siempre me producía sensaciones encontradas. Seguía el camino de forma automática y siempre pensando en muchas cosas, en el futuro, en la familia, en mí y, obviamente, en lo que el Tata significaba para todos.
Cuando finalmente estuve en frente de él me saludó de la manera en que acostumbraba desde que yo era pequeño: - ¡Hola, campeón!- me dijo, como si realmente no pasara nada y estuviese en el living de su casa.
- Hola, respondí. - ¿Te has aburrido mucho? – En su sala habían cinco personas más, todos hombres y con la común característica de haber sido militares. A esas alturas sabía gran parte de sus vidas, me habían contado muchas historias y dado grandes consejos.
- No, siempre hay que mantener el ánimo y saber sacar lo positivo de las cosas. Me han enseñado mucho de medicina en estas tres semanas.
Así era él, jamás escuché de su boca alguna queja. Todos le queríamos por ello, era muy sabio, siempre escuchaba y daba el aliento necesario para enfrentar cualquier inconveniente. Era muy fuerte.
Me tranquilicé luego de hablar con el un rato, una conversación sin temas densos, sin exabruptos. Seguía recordando fechas, lugares, me preguntaba por como estaban algunos de mis tíos y de mis estudios.
Viendo el cielo oscurecer creí preciso irme a casa, le pedí disculpas pues no podría visitarlo tan seguido como lo había hecho hasta la fecha ya que debía de irme a estudiar fuera de la ciudad y además responder a un ajetreado calendario de actividades musicales al que no podía decir que no. Dijo: - No es motivo de preocupación, entiendo que estás haciendo cosas importantes y es un orgullo el que estés representando a la familia en todo momento. Eso sí, no te puedes ir sin tocar algo.
Pensé en que dirían el resto de las personas hospitalizadas, pero cuando vi sus rostros me di cuenta de que aprobaban la idea también, saqué mi viola de sus estuche como lo había hecho cientos de veces durante varios años, sin embargo, ahora el ritual tenía una connotación especial; estaba tocando para mi abuelo.
Elegí con cautela la pieza a interpretar, me decidí por Bach ya que sus melodías tienen un grato sabor a canción de cuna e irradian tranquilidad, pensé que era necesaria en el lugar y les haría muy bien a todos. Me esmeré por hacerlo lo mejor posible, la música fluyó por sí sola de principio a fin. Estaba en algo así como un trance cuando los aplausos me sacaron de ese estado, algunos me felicitaron y otros le dijeron a su “General Chico” que su nieto tocaba muy bien.
- Mi nieto no más – dijo mi abuelo a los demás señores que compartían sitio con él.
- Gabriel, espero que sigas adelante con las cosas que estás haciendo. También que cuides mucho a tu hermano y a tus primos, sé que seguirás un buen camino y estoy feliz por eso, cuando me pase algo…
- ¡Tata! – Interrumpí de inmediato, pues el tono de su voz era algo trágico.
- Déjame terminar, cuida a tu abuela y visítala seguido. Ténle paciencia, está bien mañosa la jefa. Quiero también que proyectes siempre y donde vayas las cosas que he tratado de enseñarte, a veces me he equivocado como padre y sé que debí prever algunas cosas. No sé si haya tiempo para resolverlas, pero eso queda en manos de Uds., a ti y a tus primos encomiendo la tarea de que la familia se mantenga unida.
- Tata, no me digas estas cosas que suenan a despedida. Voy a venir a verte luego, quédate tranquilo que nada malo va a pasar y sé que te vas a mejorar. Ya habrá tiempo para hablar con mis primos y mis tíos. Los médicos han dicho que estás bien y no creo que haya complicaciones, son profesionales muy buenos.
Realmente me habría gustado estar en lo correcto, pero la verdad no era mucho lo que sabía de los diagnósticos y en caso de tomar decisiones sólo sus hijos se reunían a debatirlas.
- Es posible que me mejore, todo se puede si están las ganas. Eso sí, los matasanos a veces se equivocan. La verdad estoy un poco cansado, me gustaría dormir. Además es tarde y no es bueno que su Mamá se preocupe. Déjame darte un abrazo.
Me acerqué, me abrazó con gran energía y me dijo al oído: - Estaré contigo donde quiera que vayas; nunca te rindas sin antes darlo todo, no lo olvides.
Estreché su mano con la mayor fuerza que pude. Él me enseñó que eso demostraba valor, energía, templanza, honor e integridad a aquél que recibía el saludo.
Se acostó de nuevo, mientras cantaba un tango de esos que tanto le gustaban y con los que me despertaba cuando me quedaba a alojar en su casa.
Me quedé husmeándolo desde la puerta. No se durmió como dijo que lo haría, seguía pensando. No parecía inquieto, más bien estaba resignado a que estaba frente a un problema que no podía solucionar.

Una de mis tías me contó cuando llegué a casa de mis abuelos que a ella le había dicho en el hospital que no tendría las fuerzas suficientes para pasar Marzo y que quería pasar sus últimos días en su casa.
Me sorprendió mucho el haber escuchado eso, ignoré el comentario y no le di importancia, lo había visitado hacía un par de horas y se veía muy bien. Aún así, sentí cierta inquietud al ver el calendario, la fecha señalaba el día primero del mes.
Decidí dormir, debía viajar a matricularme a una ciudad lejana, el viaje no me resultaba de lo más agradable y mucho menos si se trataba de uno que tenía por objetivo realizar trámites burocráticos.
Hice el equipaje, lo justo y necesario para pasar dos días fuera y volver a casa. Mi principal preocupación era que no iba poder visitar a mi abuelo durante esos dos días, hasta la fecha no me había ausentado ninguno aunque tuviera cosas importantes que hacer.
Salí temprano de casa, conseguí un pasaje a buena hora por lo que arribé temprano a destino. En la Universidad nada nuevo, ningún conocido, papeleos simples y expeditos. Por ello fui inmediatamente a comprar mi pasaje para el otro día lo más temprano posible. En la agencia me dijeron que el primero salía cerca de las ocho. Con despertarme a eso de las seis y media tendría tiempo suficiente para tomarlo luego de dormir, además podría ir a ver al Tata durante las visitas de la mañana, mejor aún había ahorrado un día de estadía.

Alguien me llamaba, estaba confundido y no sabía si estaba soñando. Desperté por completo, me incorporé, vi la hora en mi reloj: apenas las cinco de la mañana.
Golpearon la puerta y me informaron: - Gabriel, tu abuelo falleció a eso de las dos de la mañana en su casa. Convenció a tus tíos de que lo llevaran allí, según el médico no hay razón médica aparente que lo explique.
Hasta en la última visita que le hice no dejó de tener razón, para mejorar hay que estar motivado a hacerlo, la medicina más avanzada puede errar a veces.
Tuve el privilegio de haber sido el último en conversar con mi abuelo cuando estaba aún lúcido, en haber podido escuchar sus postreras enseñanzas y sentir la tranquilidad de que siempre me acompañará y estará conmigo; en definitiva de haber recibido su testamento.
Estabas en lo correcto Tata, todo tiene solución menos la muerte.