miércoles, 31 de agosto de 2016

Nadie es profeta en esta tierra.

Durante su fugaz carrera se dedicó principalmente a la escritura por encargo de versos y a las novelas a pedido.

Sus primeras obras fueron publicadas como concebidas por escritores de más renombre, experiencia y aceptación del público. Este hecho se daría a conocer por parte de las editoriales en 19XX, año en que la obra de Diómedes Peña adquirió relevancia tanto en nuestro país como en el extranjero y, casi paradojalmente, el escritor dejó de existir producto de un accidente vascular fulminante.

lunes, 29 de agosto de 2016

Genialidad al aire

Salí de entre las hojas sigilosamente.
Seguí mi instinto y me guió una guitarra que repetía el mismo patrón de blues de forma incansable. La oscuridad me ayudó a no ser detectada sin haber visto su silueta detrás del vitral primero. Uno de los guardias, que permaneció durante horas en uno de mis puntos ciegos, dio la alerta a los demás.
Recuerdo que me tomaron por el brazo y comencé a gritar.
Sentí una tercera mano, mucho más delicada y gentil que me separaba de ellos. Luego oí su voz. A pesar de estar en penumbras su mirada me hizo sentir pequeña e insignificante. El tipo esparcía genialidad al aire.

Tuve que esforzarme para no desmayar y perder el conocimiento.

viernes, 26 de agosto de 2016

Por los médicos

Brindaré por los doctores
que ejercen la medicina
y en curarnos se empecinan,
siendo en ello los mejores.
De la salud son cultores
porque a la vida se aferran.
Al sufrir le hacen la  guerra,
igual que con el dolor
y si caen en un error

siempre queda bajo tierra.

martes, 23 de agosto de 2016

Mini dinosaurios

El sol en las caras, una aventura conseguir un banco donde sentarse relajadamente en esa plaza mágica en el centro de una ciudad misteriosa.
Todo era alquimia alrededor.
Primero fue una iguana de casi dos metros que se quedó posando a la espera de ser fotografiada. Después fueron las ardillas voladoras.
Más tarde un pitoniso que nos deparó un buen futuro como pareja y me dijo que la respetara durante toda la vida, por su hermosura, por su delicadeza. Que estábamos bendecidos dijo. Eternamente bendecido me sentí.
Luego una mujer quiso leernos la suerte para que supiéramos como sería nuestro matrimonio. Por ahí se cruzó un vendedor de joyería artesanal que me ofreció regalos para mi enamorada, me trató de afortunado. Y claro que lo era.
Posteriormente no uno, sino dos arcoiris nos cubrieron. Al momento me atreví a poner mi mano en su hombro. Un guanábano se atravesó en mi camino.
Ese día mi corazón era todo amor. ¿Quién lo habría pensado? Mira que fijarme en alguien a quien conocía hace menos de una semana.

Esa noche nos besamos bajo la lluvia para despedirnos transcurridos un par de días. Tal vez volvamos a vernos, tal vez no.

sábado, 20 de agosto de 2016

Variaciones del sueño LXXIII


No estoy vivo, tampoco estoy muerto. Simplemente estoy. ¿Dónde?, no lo sé.
Veo mi cuerpo desde lejos, está tal cual lo dejé. Hacían años ya de que empecé a deambular por todo sitio.
Abdón y Paloma me hablan y me hablan.
No oigo lo que dicen, no lo entiendo, no comprendo sus palabras ni tampoco el porque las están hoy hilando frente a mí.
Siento que mis pies se deshacen, dejo de sentir las piernas, el estómago se me vacía, los brazos se hacen aire y finalmente mi cabeza y mi conciencia se esfuman.
Mi sensación de no tener cuerpo cesa, abro los ojos y empuño la katana con seguridad.
Estoy de vuelta y debo matar a estos osos repugnantes y gigantes que se quieren abalanzar sobre mí. Soy más joven que mis hijos y, aunque menos poderoso, debo defenderlos y protegerlos de estos enemigos a los que no pude derrotar cuando aún no se habían inflado.
Muchas eras han pasado, ni siquiera reconozco el campo de batalla.
Cuando exterminé a los osos, solo en ese momento pude explorar la tierra como otrora lo hiciese.

martes, 16 de agosto de 2016

La muerte cansada

Ya la muerte un día estaba
cansada de trabajar,
a mucha gente ha matado,
nadie le puede matar.

Grandes, gordos, chicos flacos,
pobres, ricos, torpes, listos;
han de cumplir con su visto
caballeros y bellacos.
Su deber es demoníaco,
y a la vida es una traba.
Como la labor no acaba
designando a los finados,
con el cuerpo muy cansado
ya la muerte un día estaba.

Fue en busca de reemplazante
para unas cuantas jornadas,
con la salud muy dañada,
con la mente delirante.
Al ver su magro talante
nadie la quiso escuchar
y se tuvo que quedar
solo con los crespos hechos,
el ánimo insatisfecho,
cansada de trabajar.

Por sus años de servicio
tramitó alguna licencia,
presentándole exigencias
nadie le acogió el oficio.
Para apersonarse a juicio
contrató hasta un abogado.
Pero éste dio un paso al lado
no la quiso defender:
“Eso no lo puedo hacer;
a mucha gente ha matado”.

No la apoyó un sindicato,
como no tiene colegas
quedó muda, sorda y ciega
en situación de orfanato.
Revisaba su contrato
a ver que podía ganar.
Ni siquiera jubilar
y está muy claro el porque:
al sistema de AFP
nadie le puede matar.