martes, 23 de agosto de 2016

Mini dinosaurios

El sol en las caras, una aventura conseguir un banco donde sentarse relajadamente en esa plaza mágica en el centro de una ciudad misteriosa.
Todo era alquimia alrededor.
Primero fue una iguana de casi dos metros que se quedó posando a la espera de ser fotografiada. Después fueron las ardillas voladoras.
Más tarde un pitoniso que nos deparó un buen futuro como pareja y me dijo que la respetara durante toda la vida, por su hermosura, por su delicadeza. Que estábamos bendecidos dijo. Eternamente bendecido me sentí.
Luego una mujer quiso leernos la suerte para que supiéramos como sería nuestro matrimonio. Por ahí se cruzó un vendedor de joyería artesanal que me ofreció regalos para mi enamorada, me trató de afortunado. Y claro que lo era.
Posteriormente no uno, sino dos arcoiris nos cubrieron. Al momento me atreví a poner mi mano en su hombro. Un guanábano se atravesó en mi camino.
Ese día mi corazón era todo amor. ¿Quién lo habría pensado? Mira que fijarme en alguien a quien conocía hace menos de una semana.

Esa noche nos besamos bajo la lluvia para despedirnos transcurridos un par de días. Tal vez volvamos a vernos, tal vez no.

No hay comentarios:

Publicar un comentario