jueves, 4 de agosto de 2016

Movimientos azarosos

Quise eliminar una emoción al azar. Me subí a una micro al azar y me senté en un lugar al azar. A mi lado un anciano con cara de sabio de antigua ley pasada me queda mirando desde el mismo momento en que puse mi humanidad en la plástica silla del transporte público.
- Las cosas por algo pasan, Mi’jito. A la legua se nota que es Ud. un cabro bueno, mientras no pierda eso va a ser casi inmortal. No se contamine y no piense en eternidades, las cosas más bonitas son las que duran menos.
Se largó a hablar, habrán sido unos cinco minutos de soliloquio. No creo que haya pensado tanto el discurso como para lograr que me auto-convenciera de que lo hizo a medida. Creo que simplemente lo sintió y punto. No erró en punto alguno.
Cuando creí que ya era preciso bajar de la micro, nos despedimos.
- Mi nombre es Gabriel, igual como se llama Ud. Cuando vaya a Parral, que sé que será pronto, llámeme.
Me dio su tarjeta de presentación.
Al bajar, en un paradero al azar, sentí el aire demasiado liviano y la respiración como algo irreal.

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