martes, 1 de septiembre de 2015

No todo lo que brilla es oro


Estaba allí sin razón aparente. Su boca de guinda me invitaba al beso, su cabello dorado era un éxtasis. Me sentí de inmediato flechado a su mirada inocente. Nunca en mi vida vi mujer con curvas tan llamativas y que además me inspirara tal paz y tranquilidad. Quise abordarla y conversar, pero el Doctor me había advertido de que las alucinaciones podían ser efectos secundarios de las pastillas con las que estaba tratando mi alergia de primavera.






*Microcuento incluido en la antología del concurso "Primavera la sangre altera", 2014, organizado por diversidad literaria.

No hay comentarios:

Publicar un comentario