Pequeña, de rostro dulce y gráciles movimientos. Eso por fuera. Arisca,
determinada, agresiva y sagaz. Eso por dentro. Mejor ni discutirle, ni llevarle
la contra.
La mujer llegó a Santiago supuestamente a estudiar Psiquiatría, pero la
política rápidamente la raptó. Diarios, revistas, manifiestos y tantas otras
cosas donde escribir la sedujeron.
Con ese ritmo de trabajo y con la creatividad que estaba dotada no le fue
difícil armar su primer libro en escaso tiempo, aunque para sus editores fue
una pesadilla terrible.
La recuerdo o fumando o escribiendo, parece que su mundo no lo llenaba
otra actividad. Nunca la vi comer, o supe de que durmiera. Amantes, muchos.
Varios en simultáneo y con sabida aprobación de los príncipes consortes. La
chica era especial, no sé cuantos años hacen de su muerte pero el mundo, sin
duda, fue mejor con su paso firme y seguro. La extraño mucho.
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