…Todo el mundo sabía que era más lento, que resistiría menos que yo. Ya
no era el mismo y, además, tenía cinco o seis años más que yo. Salí con
todo, pero en los primeros tres rounds no logré conectar ningún golpe
interesante. Debo reconocer que eso me frustró un poco y el tiempo que
transcurrió en el descanso se me hizo eterno, eso es algo que usualmente no
sucede. Desde su esquina me guiñaba el ojo y me hacía morisquetas. Estaba
calentando los ánimos, tal como lo venía haciendo desde las dos semanas previas
a la disputa del campeonato.
Finalmente sonó la maldita campana, quería arrasar con él. Extrañamente
y fuera de toda lógica me complació. No se defendió, solo se dejó golpear. Dos
certeros golpes en los costados que ni le hicieron mella. Gritaba, dándose fuerzas
y me susurraba al oído “¿Es todo lo que tienes, muchacho?”. Un golpe certero en
la barbilla y titubeó, fingió estar más dolido de lo que un sujeto de su clase
podría haber estado. Sabía que no me podía confiar, una de sus características
era que jugaba con tu mente.
La lucha continuaba, bailaba en el cuadrilátero y yo de cerca le seguía
sin poder atinar a encontrarle el ritmo… Se me esfumaban los asaltos.
No supe como, pero ya estábamos en el round quince. Su favorito. Si le
daba un par de golpes más la pelea sería mía por puntos, si no me golpeaba, y
aunque yo tuviera una actuación mediocre, retendría el título.
Pero fui a buscarlo. Lancé una derecha que pareció conmoverlo, sacudió
la cabeza y cuando quise darle el golpe de gracia me esbozó una tímida
izquierda que pude esquivar, pero no su uppercut fulminante. Sentí el rigor de
los rounds anteriores, pero todavía él tenía resto. Me dio un par de derechazos
geniales que sacó de la nada. Me tumbó, di un par de pasos hacia la esquina y
caí.
No me golpeó cuando iba cayendo, reacción que todo pugilista tendría.
Solo me dejó caer y se alejó con el puño en alto. No pude ponerme de pie. Solo por
ese gesto de nobleza, por esos diez o quince segundos en que no supe de donde
desenvainó sus golpes es que merece ser reconocido como el mejor de todos.
Estaba en teoría acabado, pero retuvo el campeonato dos años sin perder
ninguna pelea. Se retiró limpio y agradezco haber peleado con él… Nos enseñó
tanto… Verlo ahora enfermo y sin poder comunicarse en un pena para todos
nosotros.
No pudo gozar la vida como lo hemos hecho nosotros, pero siempre será
el más grande.
Siempre…
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