No soy de esos a los que les gusta ni les viene a la mente asociar
canciones a lugares, hechos o vivencias, soy en ese sentido casi objetivo.
Podrá alguien decirme que la objetividad es cuestionable y en realidad estaría
de acuerdo con su postura, no puedo negarlo, ya que en toda cosa existen
excepciones.
Llega a mí, casi por mero azar nuevamente. Lo miro con detenimiento. La
carátula no es en blanco y negro como en el mío, sino que ha sido coloreada
burdamente como conmemoración de su aniversario numero 30 del año 2000.
Los temas han recibido retoques, arreglos meramente estéticos pero no
de fondo. Cuando lo escuché íntegramente por primera vez fue por el año 2002,
año en que estaba en cuarto medio y sabía que iba a tener que enfrentar cambios
drásticos en mi vida, desafíos que me provocaban gran incertidumbre. Tenían que
ver principalmente con el irme de la gran ciudad para estudiar en otra
pequeñita, con amigos nuevos, con otros
horarios, con distintas costumbres. Pensaba, mientras yacía en la cama de mis
padres, que iba a ser muy difícil (lo fue) y que tendría que extremar mis
capacidades de orden, disciplina y autocuidado (lo hice).
El mundo universitario me causaba gran resquemor, no tenía ningún
referente con quien conversar sobre el tema, de hecho, era el primer personaje
en mi familia que lograba el objetivo de ser aceptado en un establecimiento de
este tipo. Para la gran mayoría era motivo de orgullo, pero me presionaba mucho
a mí mismo, sin saber que en verdad lo que encontraría en un sitio desconocido
para mí serían alegrías y grandes momentos que llevo marcados a fuego en mi
piel.
El disco me suena distinto hoy, después de tantos años. Menos
melancólico, es más, lleno de esperanza; las letras ahora las evalúo desde otro
prisma. Lo que interpreté, siendo adolescente y, por lo tanto limitado en
varios aspectos, como tristeza y desazón es de hecho todo lo contrario.
Ahora que ha pasado tanta agua bajo el río, me siento pleno. El pecho
se me hincha sabiendo que queda tan poco para cerrar tantas cosas, que he
cerrado otras tantas y que se vienen muchos nuevos retos a lo que hay que dar
lugar. Es cosa de días, a lo más semanas. Las letras me llegan muy
profundamente, puede ser que domino mejor el idioma, aunque mi alma me dice que
lo que me hace captar mejor los mensajes es mi manejo de la vida; que dista
mucho del que tenía en aquéllos tiempos. Me he enamorado, he sido independiente
económicamente, he vivido solo, he dado todo lo que he podido por otro ser
humano, me he dedicado a miles de oficios; si tuviera que conversar conmigo
teniendo 17 o 18 me aconsejaría muchas cosas, sobretodo disfrutar de todo
cuanto se pueda.
Me llaman la atención los gnomos de la portada, están como descansando
contemplativamente, no me extrañaría que quien los creó haya pensado en ellos
repitiendo algún mantra o meditando de alguna manera. No le había prestado ojo
hasta ahora a este detalle.
Quizá me ha pasado lo mismo que a la portada, el blanco y el negro son
claros ejemplos siempre usados para ilustrar visiones opuestas y muchas veces
incompatibles sobre cosas. Los colores permiten matices y distintos tipos de
emociones y contrastes, yo también estoy ahora más matizado, más controlado y
me permito, y he trabajado, para no ser un sujeto sino una persona; de a poco y
progresivamente he logrado avances.
Me pregunto que será de mí cuando este disco vuelva a mis manos, cuando
otro amigo me recomiende escucharlo o quien sabe como se aproxime a mí. No sé
ni puedo especular en que postura ante el mundo estaré en aquel día, eso sí,
volveré a escribir una pequeña reseña de ello.
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