miércoles, 12 de septiembre de 2012

Telenovela


Una telenovela para ser buena debe saber generar cambios en su auditorio, principal y prioritariamente de estado anímico. Para ello la empatía es clave, quien sintonice con la historia y se sienta parte de ella necesitara casi por fuerza ver como se van desarrollando los capítulos consecutivos. No es necesario invertir recursos onerosos ni tampoco llevar a los personajes a tener vivencias rebuscadas o fastuosas, basta con generar cercanía con el espectador a través del propio reflejo de sus características o de las de los antagonistas para que el interés aflore.
No hay que estirar nada, todo tiene principio y final. Evidente, si se piensa en un número determinado de horas de duración la inclusión de un mayor número de ellas no hará más que mermar la calidad de nuestra obra, los maquillajes tardíos, los arreglos a la rápida y todo tipo de modificación no justificada pueden arruinarlo todo. Hay que saber cuando sacar el pincel de la tela.
Es preciso incluir personajes de todo tipo, buenos, malos, neutrales, lindos, feos, flacos, gordos, grandes y chicos, etc. Creo que el punto quedó claro, a mayor heterogeneidad las posibilidades de acción que se abren son increíbles. Permiten así generar un número casi ilimitado de potenciales historias.
No excederse con las emociones es también un buen consejo. Ni demasiada amargura y llanto, ni felicidad exacerbada y a la larga falsa. De todo un poco, pero siempre en la medida razonable.
Hay, sin duda, efímeros episodios en que la vida misma se transforma en una serie dividida en átomos que se interconectan y dan forma a un corpus estable de una u otra manera y que, obviamente, tiene linealidad aún cuando pase desapercibida ésta para el protagonista.
En ocasiones los personajes cambian de roles, unos entran y otros salen, algunos son imprescindibles para continuar con el guión mientras que la mayoría actúa en solo algunas escenas menores. Lo interesante es que nadie puede guiar a total voluntad como se irán desarrollando los hechos y que cosa llevará a cual otra. Resultan muchas veces inexplicables las causalidades disfrazadas de casualidades que dan golpes de timón rigurosos a la estabilidad o, por el contrario, ahuyentan el caos completo por los que nos lleva la vida en sus altos y bajos. Estar parado en un lugar X en un momento Y cuando la persona Z iba justo pasando por allí. Hacer la pregunta justa al sujeto indicado, animarse a afrontar nuevos desafíos, soñar con algo que nos abre la mente. La idea es siempre ir superándose a sí mismo, de otro modo ni siquiera se merece manchar las pulcras hojas del guión.
El mío me tiene bastante contento, creo haber tenido bellos momentos y haber escrito hermosos pasajes. Claro, más de alguna vez uno se equivoca y algún acápite no tiene el mejor de los finales, y es bueno ser consciente para no cometer los mismos errores a futuro y no causar dolor a nadie nuevamente. El punto es que la trama recién está empezando a desarrollarse y las mejores escenas vendrán pronto, tengo la firme convicción de que como escritor estoy haciendo un sublime trabajo. Al fin y al cabo, como un amigo dice cada vez que tiene oportunidad: “Uno cosecha lo que sembró”.

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