domingo, 20 de enero de 2013

Obra cumbre


Debo comenzar poniendo en claro que creo que cada persona se forma día a día. Tomas un poco de las cosas que tus padres intentan enseñarte, de tus parientes, de los libros que has leído y te han, finalmente, marcado, de la música que oyes, de tu alrededor; en fin, de la vida misma.
No soy ajeno a ello, es por eso que suelo acudir a ciertas cosas con frecuencia, novelas exquisitas escritas por sujetos a los que considero ni siquiera poder imitar. Discos editados originalmente en formato vinilo me dan continuamente energía y me permiten, a través de los gratos recuerdos a los que alguna vez acompañaron como banda sonora, seguir adelante ante la constante angustia que me provocan indistintamente el presente y el futuro.
Me encanta compartir los descubrimientos que realizo, una banda interesante, una pintura que me irradia alguna emoción particular, algún lugar que permita pensar con tranquilidad en la metrópoli en la que vivo.
Así lo hice alguna vez con ella, ¿Cómo describirla? Aún no lo sé, es un ángel de piel morena, cabello liso de un brillo exquisito, una faz hermosa cuyos rasgos exóticos acentúan una belleza única.
¿Qué me gusta de ella? Su aroma, inigualable, penetrante, cálido y excitante.
Aunque la conozco desde hace tiempo sigue aún siendo un misterio para mí, reservada, hermética. Eso sumado a su modo de moverse, hablar, su mirada inocente a la vez que desafiante despiertan en mí un atractivo que jamás había siquiera imaginado experimentar.

La historia que relataré a continuación sucedió hace mucho tiempo. Ante mi imposibilidad de aproximarme a ella por los métodos de conquista tradicionales (básicamente por mi nerviosismo incontrolado y mi incapacidad de hacer menos evidente mi interés) opté por entregarle pequeños fragmentos de mí, darme a conocer de una manera fraccionaria
Como primer paso le regalaría una copia del álbum más maravilloso de todos los tiempos (en gustos nada es receta). Si, ese en que los cuatro fantásticos atraviesan una calle que con el tiempo se transformaría en una leyenda, y que tiene por nombre la avenida donde se emplazan los estudios de grabación del sello EMI.
El disco por sí mismo cobra vida. Antes siquiera de abrirlo uno puede constatar una serie de detalles que le dan sabor y condimento a la historia de sus creadores. En ella se visualiza al cuarteto británico atravesando la calle en un paso cebra. Todos llevan el paso coordinado salvo su bajista, además de que lleva los pies descalzos y un cigarrillo en la mano derecha, a pesar de ser zurdo.
Cuando fue lanzado esto hizo surgir la idea de que quien había tomado el lugar de este sujeto era un doble escogido a través de un sistema de selección muy exhaustivo. ¿Por qué se llegaba a tal conclusión? En India, país que cultural y musicalmente había tenido gran influencia sobre el grupo, las ceremonias funerales tienen lugar solo cuando el muerto esta efectivamente descalzo. Otro detalle a añadir es que en la parte izquierda de la foto, detrás del guitarra solista, aparece un automóvil modelo escarabajo en cuya patente se lee LMW 28IF, lo que algunos fanáticos interpretaron como una alusión a la edad del bajista en ese momento de estar vivo. ¿De estar vivo? Claro, pues desde 1966 se venía acarreando el rumor de la muerte este sujeto en un automóvil de similares características al que aparece en la portada del disco.
La portada fue más que nada una improvisación, el nombre del disco también lo fue. Se sacaron tan solo 6 fotos antes de elegir la definitiva y que todos conocemos, el nombre original sería Everest, nombre la marca de cigarrillos del ingeniero y asistente de sonido del conjunto. Ante la evidente complicación que surgió al evaluar la posibilidad de viajar para tomar una foto de la cumbre más alta de la tierra en la que aparecieran los músicos se optó por salir fuera de los estudios en busca de la fotografía y simplemente cambiar el nombre del disco por el de la calle de los estudios de grabación en que el grupo de Liverpool había realizado la totalidad de sus grabaciones profesionales.
Musicalmente hablando el disco es una joya, y tampoco está exento de anécdotas en este sentido. Resulta excepcional pues es uno de los pocos en que los cuatro integrantes aportan con composiciones. Es más es el primero en que su guitarra solista logró un número uno a nivel mundial, a nivel compositivo había sido relegado a segundo plano hasta es momento. Su formato era el siguiente: cada integrante aportaba como músico de sesión, debiendo recibir instrucciones de quien hubiese compuesto el tema en grabación, lo que refrescó las ideas musicales e interpretativas dentro del marco estilístico propio del cuarteto.
Tanto es así que en algunos de los cortes no participan todos los miembros de la banda, o bien tocan instrumentos que nunca habían interpretado. También se incorporaron novedades técnicas y de grabación con las cuales hasta esa fecha nadie había experimentado.
Siendo un LP consta de dos caras, la A eran un grupo de canciones sueltas entre las cuales se cuentan temas como “Come Together”, “Something”, “Here Comes the Sun” y que son por sí solos interesantes. En la cara B aparece un medley, una serie de canciones y puentes unidos a través de un tema musical sin pausas, en las cuales el grupo hace gala de su imaginativa, su armonización vocal y su destreza instrumental.
Además incluye el primer hidden track de la historia de la música, una canción originalmente incluida en el medley que fue retirada, pues no calzaba del todo con el resto de los temas, descontando continuidad y fluidez. Sin embargo, quedó en el disco pues el ingeniero de sonido había recibido la instrucción de no desperdiciar material creativo. La canción aparece 20 segundos después de la aparente conclusión de la obra musical.
Como ya te habrás dado cuenta, querido lector, es evidente el cariño que tengo por este álbum, la inevitable asociación que tiene con episodios estelares de mi vida.
Esto me lleva forzosamente a compartirlo, a tratar de que todo mundo lo conozca y aprecie, en la búsqueda de que los disfruten tal como yo lo he hecho.

¿A ella?, ¿Si la quiero? Evidente, obvio, lógico, la quiero mucho y en un modo nunca visto, ¿Lo sabe? Se lo he dicho, pero el saber si bien es vecino del entender es muy distinto, demasiado diría yo.
Consigo el disco finalmente, obtener una copia es cosa difícil. Pierdo una serie de objetos valiosos para mí, pero que importa, finalmente ella lo apreciará.
De tanto andar por calles inhóspitas de noche en su búsqueda amanezco resfriado. Despierto, no obstante, con gran energía y entusiasmo. Le entregaré el disco (ahora acompañado de una nota doblada en su interior) y le diré muchas cosas que he estado guardando, la abrazaré y todo estará muy bien.
Llego temprano a clases, la espero durante mucho tiempo. Finalmente arriba, conversamos de temas sin sentido, trato de que pase un rato divertido. Creo que es el momento preciso de sacar el obsequio. Mentalmente recorro el discurso que he elaborado con esmero para motivarla a escucharlo, más de una vez.
Lo pongo en sus cálidas manos, que siempre me provocan algo así como un shock eléctrico de baja intensidad.
Caminamos un rato y entramos a la sala. ¿Las clases? Lo mismo de siempre, sentarse con los compañeros para tratar de hacer más agradable la angustia que el caballero de terno y corbata frente a nosotros nos produce.
¿Sabrá ella que es lo único en que pienso hace mucho tiempo?, ¿Le habrá gustado mi regalo?, ¿De verdad lo escuchará?
No me doy cuenta cuando, pero se ha ido. Vuelvo a casa con ella en mente, protagonista de mis cavilaciones, sueños; en fin, todo lo que por mi cabeza tiene paso.
Cuando llego a casa, la TV no me ofrece nada relevante, prefiero irme a acostar pues no hay nada que hacer, ni que estudiar.
Vuelve a mi mente, baila, canta, me susurra. Aparece y desaparece. Logró, no sin esfuerzo, dormir. Un estado de somnolencia semi consciente, como programa rotativo se repite y repite mi conversación con ella, el resto de los detalles de mi día carecen de trascendencia.
Me levanto apurado ¿Habrá apreciado los efectos de sonido del track 10?, ¿Puede que la haya agradado la canción que le dediqué con tanto cariño? Lo sabré pronto.
Corró hacia la Universidad, arribo a la sala antes que nadie. Sacó un cigarrillo y lo fumo con ansiedad y cierto placer culpable (tres semanas sin fumar han sido tiradas a la basura).
Aparece en escena ¿Qué me dirá? Quizá me pida otro disco de los Fab Four!
Ojalá, los tengo todos.
Se me aproxima y me da un beso en la mejilla que me hace tiritar, no puedo mirarla a los ojos. Le preguntó, siempre mirando al suelo: ¿Escuchaste el A+++y R++d?
- Sí, responde con gran serenidad.
- ¿Qué te ha parecido?
- A mi madre le gustó bastante…

Creo que necesitaré otro cigarrillo.

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