- ¿Te tiro el cable?
- Pérate, deja sentarme bien primero.
- Agárrate bien, no te vayai a dar un conchazo.
- Para de hinchar, tate atento mejor por si me caigo. Ya dale, tírame
el cable.
- Ahora me tengo que subir yo.
- Dale con la escalera, es más fácil. Está super buena la vista de acá.
- Ya toy listo.
- Manu, faltai tú no más…Súbete luego.
- Pa’ que esperan el par de nadies.
- Cuidado con la guitarra.
Y así, los tres subidos a un añoso árbol empezaron a tocar en las
alturas. Nada en especial los motivó, salvo salir de las cuatro paredes donde
siempre ensayaban. El ganarle a la rutina les llenó de energía y disfrutaron a
fondo del momento.
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