Muy tarde por la mañana me di cuenta de su absurda reacción. Yo
explicar algo, jamás. Yo pensar las lógicas de algún acto, nunca. Ni ganas de
venir tenía. Si no fuera porque me robaste mi sombrero y me miraste con esos
ojos tan tiernos, de hace rato estaría durmiendo. Además te pones a conversar
con el primer tarado que te sale siguiendo a fumar. ¿Sentirme celoso? Que yo
sepa no somos nada, ahora si quieres ser mi amante compórtate como tal y no le
pongas compresas a mi corazón cada vez que puedes. El balcón es muy pequeño
para los dos, para tres se hace aún más estrecho.
No hay comentarios:
Publicar un comentario