domingo, 22 de abril de 2012

Turito


Esta historia me la contaron hace tiempo, en un lugar indeterminado del planeta.

En las cercanías de Talca se organizó un partido de fútbol para determinar de una vez por todas cual era el mejor equipo de entre dos eternos rivales de la cuarta división, un partido amateur; pero no por ello menos peleado y entretenido. Chorizo Mecánico v/s La Batalla.
Se eligió jugar en una zona neutral, en un estadio fuera de ambas localidades. Sin embargo, se decidió llevar a cabo el evento lo más cercano a ellas, ya que el equipo perdedor debería pagar un asado a todos lo miembros, familias incluidas, del otro colectivo deportivo.

Finalmente llegó el día tan esperado, flamantes las camisetas, brillantes los pantalones, una pelota nueva  comprada especialmente para el encuentro. Se había contratado un árbitro capitalino para garantizar la transparencia y calidad del juez.

Pitazo inicial y comienza el partido, ambos clubes jugaban de forma conservadora y asegurando el balón en todo momento. En los primero minutos se sentía el nerviosismo en el campo de juego, hubo mucho estudio de la estrategia de parte de los directores técnicos.

Tímidamente primero, con más ímpetu después ambas escuadras comenzaron a aproximarse al pórtico rival. A medida que el partido avanzaba las jugadas eran mejores, con mayor profundidad en ataque y más ambiciosas y lucidas. Las barras alentaban con mucha fuerza a sus jugadores.

Media hora de juego transcurrida, 5 corners para cada escuadra, muy buenas llegadas; el marcador aún intacto. Era cosa de tiempo para que el cansancio mermara la capacidad defensiva de alguno de los equipos, y estaba claro que el descuido sería caro y costaría el valioso y esperado gol.

Minuto 35, el lateral de la batalla se desborda dejando a sus marcadores a medio camino. Y sobre carrera manda un centro perfecto, llovido. Su mejor cabeceador, un central, subió con ambición de ataque descolocando a la defensa. Su pulcra labor fue opacada con un golazo a la entrada del área y además de palomita. Uno cero el marcador.

Llegado el minuto 40, el Chorizo Mecánico encontró el espacio necesario para dar un preciso pase a su mejor delantero, mientras uno de sus compañeros se llevaba las marcas. Un último defensa quedaba, con fuerza salió a la marca del ariete; no obstante no consiguió su objetivo ante la espectacular gambeta que hizo el número 9. Solo frente al arquero preparó el disparo, pero el defensa desde el suelo le propinó una patada de proporciones que frustró el ataque. El referre﷽﷽frustró el ataque. El frustrsuelo le propin nor delantero, mientras uno de sus compañeros se llevaba las marcas. Un e  árbitro al momento mostró la merecida y justificada tarjeta roja al defensor de La Batalla.

Por su lado el ofensivo de Chorizo Mecánico debió ser retirado en una improvisada camilla para ser atendido por el componedor de huesos que la barra consiguió. El diagnóstico fue fatal, no podría seguir jugando e inclusive, debería guardar reposo absoluto por a lo menos seis meses.

No había opción alguna de cambio, al DT le quedaban solo defensas. Ninguno igual de hábil que el jugador dilapidado, poner a alguno de ellos habría sido regalar el partido y por lo tanto, sucumbir ante la burla que sería total.

De las graderías bajo Turito, de unos 50 años. Con poncho, chupalla y ojotas increpó al técnico de su querido y popular club, donde hacía muchos años había jugado.
Al ver aquello la barra comenzó a gritar: Turito!, Turito!, Turito!
Meta a Turito decían algunos en tono de broma, ponga a Turito decían otros en serio tono.
Turito!, Turito!, Turito!
La presión que el estratega estaba viviendo lo hizo acceder. Turito se saco la chupalla, el poncho y las ojotas. Se puso el apreciado 9 y entró a la cancha a pie pelado, el árbitro dudo un poco ante este hecho. Pero luego de que el equipo contrario insistiese en que no era problema, accedió a dejarlo jugar así.

Quedaba, entonces, lanzar el penal. Y quien más si no él, Turito posó la pelota en el punto penal y tomó vuelo para golpear el balón. El portero, que había escuchado de Turito, mostraba ostensible nerviosismo. Lo desafió a poner la pelota en el medio campo – A ver si eris tan gallo – le decía. Turito pidió permiso al juez para poner la pelota en el círculo central, y aunque le extrañó la petición no hubo negativa de su parte.
Pitazo, el portero presto a lanzarse. Cual fue su sorpresa al darse cuenta de que el balón ya había entrado al arco, es más, había roto la malla y continuaba impasible su rumbo en el aire para caer en un sitio eriazo cercano. Como no había otro balón el tiempo siguió corriendo.

Uno a uno el marcador, un cansado pelotero había llegado finalmente con la gordita regalona. Puntapié en el mediocampo para reanudar el juego, tiempo y descuentos cumplidos y puntualmente el referee dio fin al primer tiempo.

Se vino el descanso, los jugadores de La Batalla se acercaron a Turito. Conocida era su fama de jugador duro y de potente disparo, -Oiga Turito- decían, -Nosotros vinimos a pasarla bien, pero estando usted en Chorizo Mecánico ya perdimos.
- Si po Turito, es injusto esto, si yo hubiese sabido que venía Usted me quedo con la vieja en mi casa.
Turito se quedó pensando y se adentró al campo de juego.

Segundo tiempo por empezar, Turito se acerca al creador de Chorizo Mecánico y le pidió que levantara el balón sutilmente. –No hay problema, Turito, como diga usté’. Pito y brazo al aire, tal cual se le había solicitado el mediocampista esculpió un globito con el balón. Turito que venía desde atrás pateó la pelota con toda su fuerza. Las barras miraban hacia el cielo tratando de ver donde estaba el esférico sin obtener resultado alguno. Pasaron casi 45 minutos hasta que un fuerte zumbido llamó la atención de todos, con gran velocidad la pelota bajaba en dirección al campo de juego. Cuando finalmente el balón toco la superficie de la cancha el árbitro declaró el fin del segundo tiempo. Empate a uno.

Todos le agradecieron a Turito su acto tan honorable, finalmente disfrutaron de un asado de proporciones dantescas; tanto deportivo La Batalla como Chorizo Mecánico.

No hay comentarios:

Publicar un comentario