viernes, 20 de enero de 2017

FÁBULA MÁLULA

La hormiga y la cigarra se encontraron, después de mucho tiempo.
- Hola, cigarra.
- Hola, hormiga.
- ¿Cómo va?
- Lo de siempre, cantando todo el invierno para bailar en verano.
Mientras la cigarra hacía patente su impresión, la hormiga tomó asiento en una hoja cercana de la planta en la que la cigarra descansaba.
- Era se suponerse, yo en cambio me la paso trabajando. – Señaló la hormiga, encendiendo un cigarro (no emparentado con la cigarra) y ofreciendo otro a su compañera.
- Todos los años igual… ¿Alguna novedad? – Preguntó la cigarra, mientras lanzaba la primera bocanada de humo al aire.
- Para nada, se supone que ahora tengo que enrostrarte tu entrega al principio del placer. Tengo que sacar a colación que fuiste descuidada con tus labores, no sé a quien se le ocurrió que me gustaba pasármela trabajando.- Contestó la hormiga, haciendo ejercicios de estiramiento muscular.
- Claro, la misma falta de compasión y de piedad. No somos modelos a seguir, tú con tu soberbia y rigurosidad, yo con mis carencias de disciplina y afecto desde épocas tempranas de mi infancia.
- Estamos de acuerdo. – Espetó la hormiga mirando al horizonte con la vista perdida.
- ¿Qué enseñanza puede sacar un niño de una fábula donde no se le ofrecen modelos válidos a seguir? Quisiera hablar con quien escribió el guión.
- Imposible, murió hace mucho tiempo. Sufro ataques de ira y soy terriblemente despótica, lo sabes. Tampoco me agrada mi rol. –Señaló la hormiga con frustración. –
- Mi terapeuta me ha dicho que los niños necesitan con quien identificarse para sublimar sus instintos destructivos, eso que los profesionales de la mente llaman Tánatos. ¿Has leído de eso, hormiga? –
- Para nada, cigarra. No tengo tiempo de leer, acuérdate que me lo paso trabajando y además soy ciega, tarada. – Replicó con furia la hormiga.
- Te explico, los niños pequeños requieren de identificarse con los personajes de los cuentos, debe haber un héroe y debe haber un villano. Generalmente los niños se identifican con el primero y aprender cosas que les serán útiles cuando adultos. Eso de ser útil a la sociedad, ya sabes. – Explicaba la cigarra con aire catedrático.
- Entiendo, - señaló la hormiga, sacando una petaca de whisky de quien sabe donde – entiendo o creo entender. ¿Pero de nosotros quién es el héroe?
- Ninguna, mi asalariada colega, ninguna de las dos. Somos parte de una fábula bastante ortodoxa y moralista, pero que no ofrece instancias de salida a los lectores – Contestó la cigarra.
- Una lástima mi perezosa comensal.
- ¿Se podrá hacer algo, amiga hormiga? –
- Esperar a que esta fábula caiga en el olvido y, ojalá, nos hagan parte de un cuento de hadas.
- Cuando pequeña me leyeron pocos cuentos de hadas, ese debe ser el problema.

FIN.


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