lunes, 2 de febrero de 2015

Monotonía


Cuando despierta, en esa casa tan sola y lúgubre, muchas veces se pregunta hacia donde van encaminados sus esfuerzos. Tiene varios trabajos, y todos  le agradan, pero no encuentra el sentido de levantarse temprano y salir a ganarle a la vida.
Tiene su casa, es cierto. Tiene su auto, que saca muy poco del cobertizo pues no tiene a quien visitar. Tiene sus diplomas y certificados que rellenan las paredes.
¿Dinero?, tiene el que le permite vivir sin aflicción alguna. Casi se le forma una sonrisa al pensar que hace diez años no poseía nada, pero era más feliz que hoy.
Ya no es lo mismo despertar, ya no existe la misma gana. Hay cosas que lo sacan mentalmente de ese silencio y de esa apatía, pero cada vez hay menos personas con quien compartirlas.
Se rasca la cabeza y pone a calentar el agua, hay que tomar desayuno tal cual lo ha hecho siempre; tardándose quince minutos. El diario, siempre esperándole en la puerta de la casa.
Pone los audífonos en sus orejas y escucha el programa matinal de noticias mientras pone llave al portón. Caminar unos cuantos pasos hacia el paradero, no le gusta ir en auto hacia el trabajo pues hay más problemas que otra cosa cuando lo hace. Y todo está tan caro.
Ya ni sabe si es Martes, Miércoles o Jueves, a la final da igual.
Sube al bus en estado de shock, anestesiado y con la mente anquilosada. Sabe que treinta y cinco minutos más tarde deberá recuperar la conciencia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario