jueves, 21 de marzo de 2013

Pugilatos solapados


Mientras tomaban el té conversaron primero, pero luego el tono comenzó a subir y, sin saber nadie como, se armó una discusión de aquéllas.
- Eres tú siempre el que me limita con tus miedos, el que no se atreve a más. Te miro y a veces me da la sensación de que no ambicionas nada.
- Muy por el contrario, solamente pasa que soy más conservador que tú. No es que no ambicione, solo me tomo mi tiempo.
- ¿Y cuánto más va a ser?, ¿Hasta cuando voy a tener qué esperarte? Antes eras más intrépido y tomabas las decisiones con mayor rapidez.
- No es relevante el hacer las cosas a lo tonto, hay que pensarlas bien. Si fuera por ti cada día habría que dedicarse a algo distinto. Se te ocurren mil proyectos y hay que tratar de ir consolidándolos bien. Hay que mantener la cordura.
- Esas son excusas tuyas, has hecho que pierda muchas cosas por tu afán de quedarte en tu zona de comodidad, yo soy bien diferente y a esta altura ya deberías saberlo. Siento que me conoces bien poco y además, que ni siquiera te importa. Exígete un poco más.
- ¿Qué no ves lo mucho que me exijo? Cada día para mí es una lucha conmigo mismo y una batalla a sangre fría contigo. Es un estrés constante.
- Que pensamiento más femenino el tuyo, supéralo. Mírame a mí, por mucho que las cosas se vean mal ¿Me has visto preocupado? Jamás, todo lo podemos resolver en la medida en que me dejes tomar las riendas a mí, tu reinado ya se acabó. Déjame a mí las decisiones y verás como todo irá mejor.
- Puede que tengas razón, el miedo en ocasiones me llega pero a ti parece no afectarte.
- Tu trabajo podría ser uno mejor, tu familia tendría un mayor bienestar. Si no fuera por tus dudas conoceríamos muchos más lugares y gente interesante. Sobre todo, y sé que es un golpe bajo, ella no se habría marchado si no fuera por tu culpa.
- No hables así, ella tomó un decisión y a la larga me consta es mejor para ambos.
- ¿Para ambos? No seas egoísta, y mucho menos estúpido. Tú la forzaste a marcharse y buscar otros destinos. Ella te amaba, pero a mí más.
Hubo una gran pausa en la conversación, el silencio inundó el frío departamento. Ambos se conocían muy bien, toda una vida conviviendo y a pesar de poder anticipar con total precisión como actuaría el otro, seguían sin comprenderse.
- Te falta carácter, te falta fuerza, vehemencia. Eres un llorón.
- Soy calmo, soy previsor. Y además no tengo por que estarte dando explicaciones. Por favor no discutamos más.
- No voy a quedarme mirando como tiras nuestra juventud con miedos idiotas, de ahora en adelante ni siquiera te voy a preguntar. Cuando no sepamos algo no voy a permitir que nos congelemos y quedemos bloqueados, aunque sea sobre mis hombros te voy a llevar y te voy a mover. Vamos a atrevernos a más.
- Voy a dejar que lo hagas, principalmente por que no te he dado espacio y he tratado de anularte sin resultado. Si logras algo mejor de lo que yo hice, te felicito.
- Guárdate tus felicitaciones y cuando estés feliz ni siquiera hagas reparo en eso. Disfruta la vida, pedazo de imbécil.
Y yo, que soy testigo y parte de esta conversación sé que en el futuro volverá a repetirse, mas no sé cuando. Son los conflictos que tengo dentro, son las voces internas propias que aparecen y me hacen ver que de ese hermoso pastel que es la vida he tomado muy pocas piezas. Son esas peleas a muerte que tiene el instinto de búsqueda del placer y ese que sólo quiere morir. Freud lo planteó, aunque en mi parecer con ciertos errores básicos.
Soy dos caras de una misma moneda, que perdió el valor a causa de querer aumentar su precio.

2 comentarios:

  1. La estructura es rara--------Tienes ideas sorprendentes----Beso.
    ¿Nos vemos en clases?

    Elisa

    ResponderEliminar
  2. En realidad la idea no es mía, surgió en una conversación con alguien. Este texto se me había traspapelado, tiene casi dos años.
    Y claro que nos vamos a ver en clases, acuérdate además que me debes un sandwich.

    ResponderEliminar