- Estoy en Mac-Iver – Me dice desde el otro lado del teléfono.
- Voy para allá. – Respondo, y dirijo mis pasos hacia la dirección que
me dio. Bajo la lluvia me es cómodo caminar hoy, aunque no tengo la más mínima
idea de hacia donde voy.
Llego al sitio, pero no me parece el lugar adecuado para realizar una
exposición de pinturas. Doy un par de vueltas y decido llamarla de nuevo.
- ¿Cuál era el número? Efectivamente es allí. Baja a buscarme. Mientras
la espero el guardia me pregunta. ¿Viene al cabaret o a la exposición?
– Exposición.
- Suba.
Allí está ella. Me río mucho con lo anómalo del evento. Ella me explica
un poco sobre el asunto, el punto común entre este establecimiento y las
pinturas es el erotismo. Observo las obras, todas de estilos y escuelas distintas.
Un muy gran número de autores se reúne en el lugar.
Repentinamente las luces tienen un cambio en su intensidad y una voz
animosa alenta al público a aplaudir a la muchacha que aparece de la nada y
sube a un caño que había permanecido invisible para mí.
Enmascarada y con una vestimenta cargada de sensualidad empieza a
bailar al son de una canción más agresiva que incitante. Hace lo que sabe y
sabe lo que hace, los jovencitos que la rodean estás fascinados. Cámaras y
teléfonos portátiles surgen desde todos los rincones para inmortalizar el
momento.
A mi izquierda un cuadro de Luli, funciona de un modo extraño ya que
las proporciones, los matices y las formas no guardan relación alguna con la
realidad. No obstante, logra engañar mi vista y percibo que es el personaje en
cuestión. Los brochazos son muy poco someros, las marcas del pincel surcan la
superficie del lienzo.
Miro a mi derecha, muchas mujeres de edad avanzada se aglomeran en un
enorme sillón de cuero rojo. Su reacción ante el espectáculo es de lo más
variopinta: unas bailan, otras se tapan la vista y hacen gestos de
desaprobación, una que otra hace mímicas imitando los movimientos que la
stripper realiza en el tubo metálico.
No suelo venir a estos lugares, en realidad de no ser por algo así
nunca habría conocido este club. Otras chicas se acercan para mirar el
desempeño de su compañera. Las veo, responden con una mirada coqueta todas. Sus
rostros son hermosos, me muestran una juventud que no va más allá de los veinte
años. Me pregunto por que razón el destino las habrá llevado a dedicarse a algo
así.
La música deja de sonar y la bailarina baja del escenario ante un
aplauso multitudinario. Supongo que se va a vestir, pero no lo hace. Va de lado
a lado recibiendo felicitaciones de los asistentes y sacándose fotos con ellos.
Finalmente se ubica muy cerca de mí sin ningún tipo de apocamiento y timidez,
finalmente el que se incomoda un poco con la situación soy yo. Me ruborizo
bastante y ella al darse cuenta se pone a reir.
Mi amiga está conversando con algunos personajes en otra locación, yo
aprovecho de pegarle una última mirada a los cuadros en exposición, algunos son
de sumo interesantes.
Una chica guapísima se acerca a pedirme fuego, ella reparte unas
revistas dirigidas a hombres. Me pasa una y me da gracias por haberle
facilitado un encendedor, le pregunto algunas cosas sobre el lugar y su opinión
sobre la exposición de pintura.
- Es raro, pero entretenido. Mire, la gente se lo está pasando de lo
más bien.
Mientras evalúo el ambiente le contesto. – Tienes total razón.-
Su acento es caribeño y pronuncia las palabras de modo muy dulce y
rítmico, le hago un gesto y me despido.
Cerca de la escalera empezamos a reunirnos con los compañeros de mi
amiga.
Pregunto a Génesis: -¿Dónde vamos ahora?
- No sé –responde. Un súbito temblor risueño recorre mi cuerpo.
Jaajajahahah A ti no mas te pasan esas cosas. Que chistoso.
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