- Es un ángel -
Fue lo que dijo Ricardo, en voz baja para que ella no escuchara. La miré de arriba abajo y de abajo arriba y, en efecto, su cuerpo era un monumento diseñado en razón aúrea. Sus ojos color de miel eran un dulce néctar. Su cabello negro brillaba con luz propia.
Ni la más bella de las nikes, ni la Venus, ni ninguna de las maravillas del mundo se le acercaba en hermosura.
Cuando ella notó que la miraba (supongo que con cara de imbécil y baboso) me mostró las perlas que guardaba en su boca, las pupilas se me dilataron, tragué saliva y sentí que mi mano derecha se meneaba con agitación.
Fue lo que dijo Ricardo, en voz baja para que ella no escuchara. La miré de arriba abajo y de abajo arriba y, en efecto, su cuerpo era un monumento diseñado en razón aúrea. Sus ojos color de miel eran un dulce néctar. Su cabello negro brillaba con luz propia.
Ni la más bella de las nikes, ni la Venus, ni ninguna de las maravillas del mundo se le acercaba en hermosura.
Cuando ella notó que la miraba (supongo que con cara de imbécil y baboso) me mostró las perlas que guardaba en su boca, las pupilas se me dilataron, tragué saliva y sentí que mi mano derecha se meneaba con agitación.
-¿Qué van a pedir los
caballeros? Dijo con voz de sirena.
Miré a Ricardo, quien me cerró un ojo para que me envalentonara y pidiera
yo la orden.
La voz me salía de no sé donde.
La voz me salía de no sé donde.
Eso fue hace 14 años.
- Es un ángel -
Resuena hoy en mi cabeza,
cuando la veo entrar por la puerta de nuestra casa, es mi esposa felizmente y
no hay día en que no lo piense
- Es un ángel -
- Es un ángel -
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