martes, 3 de marzo de 2015

Zurdo de nacimiento

Venir a esta fuente de soda ya no es lo mismo. Las mesas están horribles, han perdido su color. Las sillas son menos cómodas y cojean. Los manteles están tapados de manchas cuyo origen, basado en sus matices, es difícil de explicar.
El aroma del aire es húmedo y viejo. La fragancia del gladiolo ha invadido este sector, otros huelen a naftalina. O peor, a ratón mojado.
La tele ya no se oye como antes y además los partidos de fútbol que se juegan hoy carecen de emoción y para que hablar de goles. Que laterales más malos, ni siquiera se atreven a pasar media cancha. Nadie moja la camiseta.
Mis colegas han muerto o ya no pueden venir. El dueño murió y su hijo no permite jugar al dominó o al cacho, claro, porque él no sabe jugar como un hombre debe. Para el ajedrez; más negado es.
No hay con quien conversar, ni tampoco tema. Hace unos días el Paco se sentó conmigo y se comió un completo, es pillo el mocoso, pero yo que no sé nada de internet  ni de esas cosas que les gustan a los cabros chicos no fui capaz de mantener la conversa. Luego de un rato el cabro ese me mareó, es simpático pero no respira entre frases. Hoy por hoy lo saludo, intercambiamos un par de datos y lo despacho.
Cambiaron los afiches la semana pasada, se fue James Bond, se fue Manolete, le dieron el bajo a Adamo, Gardel se tuvo que virar y al Colo-Colo 73 lo desalojaron de la cancha. Fuera todos!! Que chillonas que dejaron las paredes, si no es kinder este asunto. Parece guardería de guaguas.
Quizá mañana me despachen a mí.
Viene la mesera a servirme el café.
El saludo mecánico y sin mirar, siempre con esa libretita donde no sé que anota ni como. Lo que uno le pide se le olvida o se equivoca de mesa.
Hasta el café les queda malo ya.
Encima de todo está cabra pava me da un café para diestro, llevo 35 años viniendo acá y se les olvidó que soy zurdo, que toda mi vida lo he sido y lo seguiré siendo.

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