No tengo nada en contra del pasto, de la tierra tampoco. Mucho menos de
estos verdes tótems que se erigen más allá del cielo y casi rozan el sol. Me
agrada el sonido de las hojas meciéndose, los museos que hay esparcidos en este
recinto me evocan agradables recuerdos de niñez. Me gusta todo lo que hay aquí
dentro, este parque es bellísimo. Pero ella me trae aquí, sin necesidad, para
darme un mala noticia…
Creo que no volveré a mirar este lugar con el mismo
cariño.
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