Cometí el error, craso error, de quitarme los audífonos en mi tránsito
por el mundo. Algunas frases se han quedado en mi memoria, afortunadamente no
todas.
“Es que yo soy mejor en todo sentido que esa mina”.
“Pero perrito, mi auto corre como él solo”.
“Es más caro que ese, este es el último. En el tuyo la pantalla no se
activa con huella digital”.
“Yo no soy na’ pollo, como voh”.
“Algún día se va a arrepentir y va a decir: Parece que la embarré”.
“Estoy aburrida de ese weón, es tan latero. Lo malo es que todavía no
pillo a nadie con quien acostarme”.
“A mí no me la gana nadie”.
“No me gustaría ser ella, tan perna. Nadie la quiere y aparte es fea”.
“Mi pega es la mejor, la mejor. Y además soy el que mejor la puede
hacer”.
“Pero, ¿ese chiquillo es tonto?”.
“En Francia anduve por sitios preciosos, partes que quizá nunca tu te
puedas imaginar”.
“No, si yo terminé con él”.
“Si no sabe, no opine”.
“Cáchate el medio cuero que tengo”.
El ego exorbita cualquier contenedor. El narcisismo sale y, por lo
general, busca una víctima a quien despedaza y devora. Pero sus entrañas
siempre quieren más y más, quien se ponga por delante será masacrado al
instante.
El ego está escrito con una tinta negra indeleble, se mete por
cualquier rendija cuando puede disfrazado de cualquier manera. Hoy quiso
colarse por mis oídos.
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