- Señor Espinoza, tanto tiempo. Pase Usted, siéntese por favor, ¿le
entregaron su ficha?
Espinoza, con unas ojeras enormes producto del cansancio y la presión a
la que había estado sometido desde ya varios meses, extendió su mano en un
intento no animoso por colaborar. Estaba ya un poco resignado a convivir con
la enfermedad a esta edad, ya crónica.
- A ver, a ver...Mmmmm… Ok, la segunda parte…Esto parece no muy
complejo en realidad. Dígame, ¿Cómo está la alimentación?
- Le doy periódicamente televisión, mínimo unas 3 horas al día, mucha
música incluso cuando intenta dormirse. Muchos libros, devora libros; a un
ritmo de unos 4 o cinco semanales.
- Una cifra bastante elevada.
- Problemas monetarios, aunque esos le atragantan un poco;
inestabilidad, sobre todo de mi pareja unas dos veces por semana en discusiones
sin sentido alguno.
- Una dieta muy variopinta la que está Usted dándole. Dígame,
¿alimentos livianos de cuando en cuando?
- En general no mucho, las cosas muy superfluas suele no disfrutarlas.
Creo que le gusta estar al tope, casi lanzando humo hacia todas direcciones.
- ¿Algún otro evento que no esté recordando?
- Sí, mails desagradables con intervalos de tiempo irregulares,
llamados anónimos en medio de la noche y a veces cartas con amenazas.
- Entiendo…Déjeme ver… ¿Tiene ella alguna alergia en particular?
- Sí, a las mentiras. Le irritan demasiado, es la única cosa que merma
su salud de inmediato.
- ¿Qué síntoma le trajo acá?
- Básicamente que esta muy gorda, venida a menos. No es la misma de
antes, ni posee la misma energía ni el brío que antes tenía. Se le olvidan
cosas, o las retiene mal, distorsiona algunos recuerdos y está algo sedentaria.
El Doctor asentía de tanto en tanto y se preguntaba como ella había
llegado a este extremo, como nadie había velado por su integridad. Se sentía
decepcionado de ver que una tan poderosa estuviera siendo tratada en una forma
tan paupérrima, pero no era solamente responsabilidad del Señor Espinoza, pero
eso no lo excolmulgaba de sus negligencias.
- Creo que ya tengo el diagnóstico completo.
- Le voy a recetar los siguientes ejercicios, en esta hoja voy a anotar
todo con gran detalle, no se le vaya a perder.
- Doctor, ¿En cuánto tiempo cree que veré mejorías?
- Voy a ayudarle a extirpar algunos tumores evidentes que en ella van
quedando, con estos tumores nunca se sabe; van y vuelven, crecen de formas
inesperadas y atacan otras zonas. Salvo eso, que puede tomar algunas semanas,
el resto es simple. Ya veremos mejorías de grandes proporciones de aquí a un
mes.
- Excelente Doctor.
- Creo que no ha tenido mucho cuidado de su mente, de eso que duda
cabe. Respétese más Señor Espinoza, está claro que sus ocupaciones son
exigentes de por sí. No la sature, con tanto conocimiento. Cuando vino a su
última consulta su mente era una de las más brillantes que he conocido, me
extraña verla tan deteriorada.
- Han sido meses complicados.
- Déle menos Monty Phyton, y filosofía. Los versos puede mantenerlos,
ayudan a ordenarla. Quite las dosis de gente mediocre, y las de personas
inestables, ambivalentetes e indecisas; eso desde mañana. Televisión abierta
por ningún motivo, sea fuerte y decidido y todo estará bien.
- Lo que Usted diga Doctor.
- No la acerque a comentarios odiosos ni tampoco a verborrea depresiva,
no le viene bien.
- Muy agradecido, Doctor, ¿Me anotó todo acá en la hojita verdad?
- Claro.
- La voy a enmarcar, gracias Doctor, luego vendré para que la vea de
nuevo.
- Será un gusto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario