martes, 28 de febrero de 2017

Excepción

La gente fría me provoca distancia, me desagrada que busquen excusas para rechazar un abrazo, que no asuman que alguien más pueda tenerles estima y quieran demostrarlo.
Me desequilibran las personas que siempre dicen estar ocupadas y no tener tiempo para una cita o un llamado. Me molesta que no me contesten las cartas o el teléfono, cualquiera sea el motivo. Me limita la distancia, me limita la falta de compromiso y la carencia de confianza en la transparencia y sinceridad.
Que no me dejen ser yo mismo es triste, desagradable en grado sumo es que te dejen sumido a contentarte con decir solamente una parte de todo el mundo que puede desplegar tu voz.
Los sujetos que llegan tarde a las citas me parecen deplorables, siento su falta de respeto como una aguja en un ventrículo (creo que el derecho) que me deja sin latidos.
Detesto a la gente caótica que no sabe lo que quiere y va llorando ante las vicisitudes de la vida, estas han forjado mi carácter y he vencido en escenarios despiadados que han querido aniquilarme y destruir todo lo que con esfuerzo he construido. Me hacen pésimo las verdades ocultas y las mentiras maquilladas con tal de “no hacer daño”, las traiciones me descomponen el día.
Me pone de mal humor la gente que no acepta lo que quieres entregar en materia de cariño y amor, las parejas que te ponen tapujo son una triste fauna que no merece que el oxígeno llegue a sus arterias.
Pero en tu caso fue distinto, con todo en contra te quise, me entregué, hice lo que pude e intenté más. Casi, casi me enamoré de ti, te adoré completamente con defectos (muchos) y virtudes.
La historia…es historia.
Eres lo que se llama excepción.

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