martes, 18 de octubre de 2016

Recordatorio

Estaba casi quedándome dormido cuando el teléfono comenzó a vibrar.
Lo ignoré.
Lo ignoré.
Lo ignoré.
No fue posible seguir ignorándolo…
Alargué el brazo y contesté sin moverme de mi cómoda posición en el lecho.
La conversación duró quien sabe cuanto, por el tono de su voz el tema parecía importante.
Alargué el otro brazo y escribí en mi muñeca: Acuérdate de llamar.

Perfecto, pero ¿a quién?

No hay comentarios:

Publicar un comentario