miércoles, 30 de diciembre de 2015

Verso por duelo

Yo vi ese animal echado
que tiene cuatro cachitos,
tres grandes y uno chiquito,
escamas como pescado.

Estaba yo en la cocina
repasando algunos versos
cuando apareció el perverso
saludando con inquina.
Hasta la piel de gallina
tuve al haberlo avistado,
¡Si venía acompañado
por el mismo Cancerbero!
en ese nefando fuero
yo vi ese animal echado.

Pidió luego un guitarrón,
su objetivo era payar,
pues me quería llevar
con una oscura intención.
No le puse condición
porque aquello estaba escrito.
Enfrentarlo es requisito
para afianzar el talento
al tocar el instrumento
que tiene cuatro cachitos.

Cantamos por muchas noches
y una semana pasó,
aunque nunca me ganó
Satanás, que es un fantoche.
Melodías en derroche,
tres mil versos exquisitos,
le mostré, mas pegó el grito
y otros diablos ahí llegaron,
nuestro duelo lo arbitraron
tres grandes y uno chiquito.

Menos mal que tuve calma
al mostrar mi repertorio,
resultaba muy notorio
que quería quedarse mi alma.
Igualados palma a palma
el encuentro iba empatado,
pero se quedó callado
mostrando su desatino
le salieron al ladino
escamas como pescado.

Gané, entonces, la partida
tres votos en contra de uno
por su error tan oportuno
que me salvara la vida.
Mefisto emprendió la huida
con increíble altivez.
Aunque fuera parte y juez
no me pudo doblegar,
me pondré a mucho estudiar
por si es que vuelve otra vez.

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