No le habíamos escuchado hace tiempo y estábamos muy atentos de lo que
haría, por decisión propia decidió recluirse quien sabe en que sitio y rompió
toda relación con la prensa luego de que ese quinteto de melenudos rockeros
intentara que se uniera a sus filas.
Siempre le gustó el camino solitario y cantar no era algo que le
llenara el alma, sabía que como instrumentista podía expresar mucho más de lo
que hacía como cantante. Lo sé muy bien pues le entrevisté cuando parecía que
estaba tocando la cima de su fama, sin duda su retiro en ese momento fue
inesperado para todos. Era un tipo de carácter difícil, sin embargo muy
sensible. En lo personal me dio la sensación de que no estaba convencido de su
habilidad y ponía muchas barreras para que lo conocieran, pero una vez
superadas aquellas era una seda. La entrevista en esa ocasión fue algo tensa,
pero en cuanto apagamos la cámara y las grabadoras se soltó bastante.
Hoy, me tiene a la espera.
Las luces están encendidas pero tenuemente y se oye algo así como un maullido,
que reconozco es un ataque a su añosa Telecaster; la que me dijo era su mejor
compañera de batallas.
El ensamble es muy simple, una batería, un teclado, un bajo y él. Puedo
distinguir perfectamente las siluetas antes de que las luminarias asedien el
ambiente con todo su fulgor. Otro par de barridos más y entra la percusión con
severo golpe que nos destroza internamente.
La guitarra sola, cantando, dando a conocer las heridas del artista
ante la pérdida (secreto de a voces) de su mujer. Según dijera años atrás la
razón de su existencia. Sus ojos ahora son dulces y casi transparentes, del
lugar en que estoy puedo sentir su dolor y parece comunicarse con el
instrumento. Es mucho más expresivo de lo que nunca había sido, menos económico
en los movimientos pero altamente efectivo en transmitir su estado de ánimo.
Algunos fanáticos que vitoreaban detrás de nosotros quedaron en
silencio total y me consta, impresionados.
Unos arpegios preciosos y precisos que podían partirle el alma a
cualquiera me llegaron directo al corazón. Las notas eran ahora más calmas y el
sonido era étereo, sin esa contaminación que antes poseía. Me levantó de mi
silla con unos ataques rápidos, que a la vez me evocaban gran sosiego. Si el
cielo tuviera banda sonora sería esta canción, no sabía el nombre; pero me
enteré a través de sus seguidores, de esos de verdad, que se llama Dulces
Sueños.
Según averigüé más tarde, la compuso la misma noche del incidente.
Parece no haber sanado de esa herida, de tantos años atrás. No obstante, ha
sabido sublimarla en lo musical.
La simpleza está latente, y hay un eco mágico en el ambiente. Los
rostros se relajan y me da la sensación de estar esbozando un testamento
musical, esta gira tan rimbombante y ajena a lo que en otro tiempo habría hecho
creo está diseñada como si el supiera que le queda poco hilo en el carrete,
pero a la vez quisiera entregarlo todo. Las notas ni siquiera sé de donde
salen, los bendings de tono, tono y medio e incluso dos hacen muy lírica la
pieza. Hasta los otros músicos se ven notoriamente afectados por la hipnosis.
Sé que será una empresa titánica llegar a bastidores, pero voy a ir
directamente a hablar con él, como en los viejos tiempos. Tal vez sea la última
vez que tenga la opción de conversar con este vilipendiado genio, pues no son
eternos. Termina la canción y un par de muchachas cerca de mí lloran a
raudales, en el fondo del teatro se escucha a varios personajes dando las
gracias a gritos. Un espectáculo hermoso.
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