viernes, 6 de junio de 2014

Proctanimbos


La tenía abrazada, fuertemente abrazada desde la espalda. Su cuello era la pista de aterrizaje de mi boca, que buscaba su calor y esas concavidades que tanto le apetecían. Uno de sus perfectos pechos estaba en una de mi manos, latía ante las caricias sin pausa que le hacían estremecer.
La recorrí completa en más de una ocasión.
Estaba en eso cuando tomé una pausa y le dije:
- Haré una colección de proctanimbos.
Me miró con cara de experta en el área. Mi aseveración, era ostensible, le pareció ridícula.
- ¿Cuántos tienes?- Preguntó con aire de superioridad y de indiferencia fingida, rol que asumía solamente cuando no había testigos de sus cambios de ánimo y de su arrogancia.
- Dos. – Respondí dándome cuenta de la crueldad de la pregunta y del cambio en su gesto. Trató de reprimir su risa, pero el intento fue vano.
- Eso no es una colección, mínimo diez. Y eso, aún, sería muy poco. – Recuerdo el cuadro, está presente. Para molestarme más aún se hizo la esquiva, tapó completamente su cuerpo y se alejó en dirección a la ventana, desde donde me miró con aire desafiante. Movía ese trasero que me volvía loco en una cadencia provocativa.

Pasó el tiempo, ni sé que es de ella. Pero puedo contar mis proctanimbos y decir con total seguridad que soy el poseedor de los mejores que hay. Mi colección es envidiable, los hay de todas formas, colores y texturas. Hay algunos que tuve que importar, otros que recuperé en denigrante condición y que reparé con mis propias manos hasta que quedaron utilizables. Hay proctanimbos únicos, me han ofrecido trueques mu convenientes por llevarse las piezas más interesantes de mi muestrario. No soporto que insistan, y muchos saben que la respuesta es no mucho antes de verbalizar la pregunta.
A pesar de ello, los proctanimbos que más quiero son esos que encontré tirados en el piso, desarmados y con piezas fracturadas. Esos dos que llegaron tibios a mis manos y que me motivaron a hacer un recopilatorio.

Quería que ella me ayudara, pero ya no está. Algún día hicimos un proctanimbo al alimón, no era bello ni tampoco podía conservarlo. Lo quemé…enterré las cenizas y oriné sobre ellas.
Te reíste de mí.
Soy todo proctanimbo, soy un proctanimbo y nada ni nadie puede superar lo que he logrado. Pídele a tus primos proctanimbos, ¿No puedes? Claro…no poseen ninguno. Cómpralos en la farmacia y date cuenta de lo horrendos y mal acabados que los hacen.
Usa las herramientas de tu padre y construye uno, dile a tu madre que encargue uno a un país vecino.
He fabricado varios pensando en ti, aunque nunca los vas a usar. Tal vez nadie jamás los use...
Debo irme, creo que un proctanimbo se está gestando en mi pupila.

No hay comentarios:

Publicar un comentario