domingo, 27 de abril de 2014

Parecidos

Mi perro y yo somos muy parecidos. Es una extraña mezcla de raíces inimaginables, un mestizo con aguante y garra que puede, prácticamente, adaptarse a cualquier cosa. 
Su tamaño es muy pequeño y aunque no es para nada un cachorro evoca cierta ternura infantil por su modo de actuar juguetón y su mirada transparente y melancólica. Es un gran compañero, muy fiel y leal. Es un gusto pasar el tiempo con él y sacarlo a pasear es un agrado.
Come más de lo debido y hace bastante ejercicio, siempre busca quemar energías en diversas actividades. 
Me sorprenden su astucia y su inteligencia. A veces se excede un poco con su fuerza, ya que todo juego es para él una competencia en la que quiere salir vencedor.
Es agresivo solamente por inseguridad y ladra con vehemencia a todo lo que le resulta invasivo o perturbador. A pesar de eso, nunca se ha atrevido a morder a nadie.
Es un poco hiperactivo, y por ello es que sus horarios no son muy ordenados. Duerme en cualquier lugar del patio, casi sin importarle el calor o el frío. Rara vez descansa dentro de su casa, sale sin avisar y casi siempre vuelve sin que lo llamen; pero cuando lo extrañan. Su presencia no pasa inadvertida y su ausencia se siente cuando sale a deambular por sitios inexplorados.
Necesita grandes dosis de arrumacos, en ocasiones es tan insistente en que le acaricien que aburre un poco a los desconocidos. Y a los conocidos también. En reiteradas instancias ha vuelto con el ánimo por los suelos y algún moretón o herida que denota haber recibido un golpe por exigir mendrugos de cariño de parte de alguien que finalmente le termina haciendo daño con enojo total, aunque justificado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario