martes, 27 de agosto de 2013

Línea Directa


He estado tratando de comunicarme con él desde hace mucho tiempo, pero ningún intento ha sido eficaz para tal fin. Las primeras veces simplemente le hablaba desde el lugar en que estuviera, sin embargo, tratándose de un método carente de sentido desistí de usarlo luego de algunos años.  Hice un análisis FODA explicando por que no sería efectivo e imprimí mil copias para enviarlas a mis amigos y vecinos.
Aún así, seguí  siendo testigo de las personas que continuaban llamándolo desde todos los lugares y rara vez aparecía. Pensé en las probabilidades de que por azar, no hubiese logrado verlo, tomé la calculadora y el número resultante fue extremadamente bajo.
Como no logré mi objetivo, insistí con otro medios disponibles. Comencé a frecuentar lugar otrora inhóspitos y desconocidos, jamás apareció aunque le llamé a voz viva. Traté de buscar números telefónicos utilizando la gematría para develar algún mensaje oculto. Revisé carátulas de discos por si alguna pista aparecía. Nada.
Le escribí un par de emails a casillas con nombres que pensé podrían ser el suyo, a pesar de ser tan obvias muchas ni siquiera existían. Me junté con más amigos con el fin de observarle aparecer, quien sabe a fuerza de que artilugio, de improviso. Pero no se presentó.
Hablé con mucha gente, de todo tipo, que decía haber sentido su existencia y su presencia. De lo más heterógeneos, no parecían conformar un grupo con alguna característica que los uniese. Todo lo contrario, y así como sus maneras de referirse a él, como las de comunicarse, como las de posicionarlo en su vida eran de lo más variado. Finalmente estas charlas lograron confundirme en demasía más que otra cosa. Salí de la aventura con más dudas que certezas.
Fui a los ladrillos en su búsqueda, pero además de encontrarme con una arquitectura preciosa y de lo más respetuosa por las proporciones de la antigua ley pasada; no encontré nada relevante.
Marqué números al azar en mi teléfono, empezaba a conversar con las personas al otro lado y en cuanto revelaba las intenciones de mi llamada cortaban de inmediato y con gran violencia en el discurso.
Me quedé mirando al cielo por horas, casi sin respirar. La idea era tener alguna visión, que las nubes se transformasen, que el sol dejara provisoriamente de brillar. Nada. Ni siquiera alguna alucinación producto de tal exposición al sol, nada en lo absoluto.
Fui a tomar un baño cerca de las tres de la mañana a un concurrido río, aparte de que me empezaron unos retorcijones terribles, no percibí nada especial.
¿Cómo contactarme con él? No lo sé, en el algún momento creo que dejé de caerle en gracia y me abandonó por completo. No tengo línea directa con aquél al que llaman Dios. Y quise contarle a todo mundo, redacté un millón de cartas y las envié a todas partes del mundo. Siendo omnipresente supongo recibirá alguna.

No hay comentarios:

Publicar un comentario