jueves, 3 de mayo de 2018

Abrigo


Viendo el abrigo colgado allí, Tina pensó en probárselo.
Era obvio que a Tristán le quedaba demasiado apretado, quizá desfilando un poco podría mostrarle lo bien que le sentaba. Ese abrigo le encantaba, por los colores, el corte, las texturas y por lo cálido que era. Tristán jamás accedió a cambiárselo o venderlo.
Le encantaba.
Solo se comparaba a las chalecas que su fallecida madre le tejía cuando pequeña.
Estaba posando para nadie cuando sintió el bulto en el bolsillo, una cinta de grabación sin rótulo.
Aunque le causó un poco de extrañeza, pues ese tipo de cinta en particular no debía salir del estudio, la devolvió a su lugar. Cierta incomodidad la invadió cuando la curiosidad por saber que contenía la atacó.

No hay comentarios:

Publicar un comentario