jueves, 28 de abril de 2016

Baño


Terminé de almorzar y escuché sollozos en el baño. Fui allí, pues además tenía necesidad de lavarme las manos. Los sollozos se transformaron en desconsolado llanto. 

Dentro de un vaso, en un mar de lágrimas, estaba mi cepillo de dientes, que parece  tuvo un día emocionalmente intenso. 

Le di un abrazo y le dije que todo estará bien.

Nanay, nanay...

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