martes, 12 de noviembre de 2013

Dedicado a las viejas hipocondríacas que abundan en nuestra faja de tierra.


Una vieja hipocondríaca,
Por que siempre enferma está,
Armando gran alharaca
Conocí días atrás.

Cuando me la presentaron
No me lo podía creer
¿Que este tan extraño ser
No ha de cerrar nunca el tarro?
Que llevaba días en paro,
¿Pega? Eso ni por si aca;
Si la enfermedad ataca
Un poco más día a día,
Con fuerte tos lo decía
Una vieja hiponcondríaca.

Un gran dolor de cabeza,
Un crónico reumatismo
La tienen en el abismo,
Según a contar empieza.
Levantarse, gran proeza,
Duele arriba, duele atrás
Que no sabe que hacer ya,
Con todos los malestares;
Y tiene tantos pesares
Por que siempre enferma está

El doctor le ha comentado,
Con tristeza y con mesura 
Que para su mal no hay cura,
Según lo que ha investigado.
Yo como poco enterado
Oigo para no ser vaca.
Sus cosas casi ya empaca
Para ir rumbo al Hospital,
Dice que todo está mal
Armando gran alharaca.

Y comienza y me enumera:
- La Próstata ya me falla,
Mi testículo no acalla;
Que me duela, me supera.
(Que vieja más cahuinera,
pienso yo por lo demás).
También padece, capaz,
Eyaculación precoz;
A esta vieja tan atroz
Conocí días atrás.

Y varicocele tengo
- Comentaba la Señora,-
Y ya no me quedan horas
Para morirme, prevengo.
Mi tranquilidad mantengo,
Poniéndole mi atención.
Pienso luego en su aflicción,
Y como soy hombre zafio
Imagino su epitafio:
“¿Ven que tenía razón?”

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