Rodeado de su pelotón comenzó a escuchar.
- ¡CAMPESINO!, ¡CAMPESINO!
Los cadáveres a su alrededor se pusieron de pie. Con arados,
horquetas, azadones y palas comenzaron a trabajan.
- Cuando tenga la tierra la tendrán los que luchan: los
maestros, los hacheros, los obreros.
¿Para quién es esta guerra? Pensaba. Recobró la lucidez por
algunos instantes, tiempo suficiente para comprobar que la cámara de la pistola
aún conservaba una bala.
- Cuando tenga la tierra guardaré la luna en mi bolsillo…
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