Finalmente, la mezcla estaba lista.
Sabía que sus colegas se opondrían al trabajo que estaba
realizando, sabía que ya mantenían ciertas sospechas sobre su repentina necesidad
de quedarse haciendo horas extras. Se conocían hacía casi una década y, lo
sabía también, era bastante predecible en su comportamiento.
No obstante, presa de una fuerza de voluntad que le parecía
superior a él, concluyó el trabajo.
Escuchar el resultado en el estudio era arriesgado, lo
sabía.
Rebobinó la cinta al mismo tiempo que se fumaba, ansioso, un
tiparillo. Sabía que el tiempo que le quedaba era poco, sabía con precisión a
que hora llegaría cada uno.
Lo que no sabía eran las causas de lo que se traía entre
manos, pero sentía que el mundo; algún día, le daría las gracias.
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