martes, 5 de junio de 2018

Zapatos de verano


Al encender la televisión no le prestó atención en modo alguno.
El eterno problema de encontrar dos zapatos compañeros sin necesidad de dar vuelta todo bajo la cama le tenía distraída. Era una paradoja que, a pesar de su arriesgado trabajo, fuera en la comodidad de su casa que se le rompieran las medias y se hiriera la piel de las manos con una frecuencia de día por medio.
Entre más quisiera ponerse cierto calzado era inversamente proporcional la posibilidad de encontrarlo.
Cavilaba sobre eso cuando escuchó el nombre real de su mentor, el Capitán, seguido de todos los detalles morbosos que incluían los titulares cuando de un asesinato se trataba.

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