domingo, 14 de enero de 2018

El lucero del alba

Primera estrella en brillar,
del celeste firmamento,
debe de al Sol despertar
con su sonoro instrumento.

Es en el alba el lucero
y también Venus llamada,
Wüñelfe denominada
por el pueblo más guerrero.
El Sol, cual encomendero,
le ordenó que, al despertar:
“Tu Kull Kull harás sonar
sacándome de mis sueños
será aquél tu único empeño;
primera estrella en brillar”.

Fue por siglos responsable
y en la tarea puntual,
hasta que, para su mal,
sucedió algo lamentable.
Wanglen, con muy cuestionables
motivos y fundamentos,
le invitó para un evento
que pronto en el cielo habría,
uno al que todo astro iría,
del celeste firmamento.

Descuidó, así, su labor,
quedó el cuerno enmudecido
y en el más profundo olvido
la alerta al Astro Mayor.
El cóndor, embajador
que el cielo le hubo de enviar,
comentó, entre su aletear:
“En señales verás bien,
será perdonada quien
debe de al Sol despertar”.

Y en efecto, días después,
un Ngillatún vio en visiones,
rogativas y oraciones
debía de hacer, cortés.
Así superó el revés
llenándose de contento.
El Sol, desde aquel momento,
fulguró en forma potente
y se vio ella nuevamente
con su sonoro instrumento.



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