miércoles, 16 de agosto de 2017

Teitelbaum

Sacar a pasear a una línea es algo que jamás se me habría ocurrido. Recorrer tanta distancia con ella es insólito, multiplicarla a placer es una habilidad misteriosa que admiro y me sorprende. Hacerla invisible al ojo humano, difuminarla, multiplicarla a discreción. 
¿Cuántas líneas cabrán en un muro? 
Se hace necesario portar un monóculo para determinarlo, una camisa blanca pulcrísima y un pantalón oscuro como uniforme.
Aunque tal vez, independiente de ello, sean capacidades exclusivas de William Kentridge.

No hay comentarios:

Publicar un comentario