domingo, 6 de agosto de 2017

La perla más rara

Mientras Negrete cantaba con ese vozarrón aterciopelado y su vibrato sufriente, hizo memoria de la primera vez que recordaba haberlo escuchado. Se le vino encima un pensamiento furtivo de infancia: ¿Por qué sufre tanto este tipo por una mujer? Cuando era pequeño pensó que se trataba de una exageración propia de las películas de mariachis.

Ahora, que estaba tan perdido y volvía a perder, se daba cuenta de que el cariño comprado no sabe querernos ni puede ser fiel, que la paz del alma no se compra con dinero. Entre sollozo y sollozo no tenía reposo por ello cayó en cuenta de que a la que se va no es fácil olvidarla. 

A causa de esas querencias que lo traían chueco reconoció finalmente que ella era la elegida; la perla más rara.

Con angustia infinita le dijo mil veces adiós, pues su suerte echada estaba. Como obligarla a amarlo no podía, para olvidarla venían canciones a alegrarle la vida. Como un peregrino, sin rumbo ni fe, se aguantó y se río; como los machos.

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