lunes, 19 de septiembre de 2016

Variaciones del sueño III

Jugábamos a las manitas calientes con ambos niños, ellos muchísimo más hábiles que yo. Mi manos rojas les hacían reír muchísimo.
Ella: - Si te duele, reconócelo y dilo. De a poco dolerá menos.
Él: - Si no quieres seguir jugando está bien.
Ella: - Si quieres seguir jugando tienes que saber que puede dolerte mucho más, además somos niños y nuestra forma de sentir el dolor es transitoria. A los adultos las cosas les duelen por más tiempo.
Les oigo, les miro y me sorprende su capacidad de reflexión y sus formas de pensar. A mis hijos los admiro mucho.

Me levanto del piso, donde estaba sentado. Alrededor hay mucho agua y parecemos no estar a salvo. Los niños siguen jugando mientras yo trato de orientarme y averiguar donde estamos. El olor es pútrido, en esta isla han pasado muchas cosas malas que ni siquiera dimensionar puedo; tendremos que explorar en busca de rasgos de humanidad presentes o pasados.´celos ﷽﷽﷽ - Si te duele, recons hacbos niños, ellos much

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