Y cuando los estudiosos del futuro miren ese calendario será un total
misterio que pasó en ese año. El invierno fue extremadamente cálido, casi
quemaba la piel con una sensación térmica abrasadora; incluso en la sombra. Las
estaciones no fueron tan marcadas, y en el solsticio invernal los días duraban
mucho menos de 24 horas. La luna subía y bajaba, por lo que disciplinas anexas
a la medicina alternativa registraron que hubo drásticos cambios hormonales en
las hembras de toda especie, destacando los trastornos de ánimo súbitos en las
mujeres.
Entrando en el verano los meses perdieron extensión, su duración en
algunos casos no excedió de cinco días. Fue, por lo demás una estación seca,
fría y de poco provecho en lo biológico, económico y social.
En ese escaso lapso de tiempo los humanos, crearon y destruyeron su
civilización mediante una guerra mundial de extrema violencia y con métodos de
agresión nunca antes vistos.
A pesar de la inestabilidad generalizada que provocó al aceleración del
calendario, la reconstrucción fue lenta y gradual. Se puede decir que hasta el
día de hoy el hombre sufre a causa de los estragos que trajo consigo este
fenómeno indeseable.
La ciencia no descarta que este triste evento pueda suceder de nuevo, cuando la humanidad vuelva a estar presa de sus más bajos instintos.
La ciencia no descarta que este triste evento pueda suceder de nuevo, cuando la humanidad vuelva a estar presa de sus más bajos instintos.
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